R.TIRO DE PERIODISTAS Volviendo la vista al pasado lejano vienen mi mene)oria tus gestos y gustos de los afios mozos y me parece verte de bracero con el malogrado poeta de genial inspiraci6n Juan Agustin Mariflo a quien tanto alentaste para la publicaci6n de sun eomposieiones liricas en un volumen que ya es raro conseguir. O tambi6n con Pio Rosado, aquel bravo rebelde que tanto admirabas por su coraje, rApidas resolueiones e inaudita intrepidez, aparte de su amor entrafiable a la patri, a la que ofrend6 a la postre su vida y di6 con su heroismo piginas de gloria imarcesible a Cnba. Con tus amigos de la Armada Espaiiola apostada en la bahia de Santiago, hom- bres cultos, de buena sociedad, de avanzadas ideas, te asoeiaste a una aventura peligrosa, arriesgadisima pero just: la promulgaci6n en la colonial de la Repfibliea Espafiola produeto de la batalla de Alcolea. Una noche de retrcta seria el punto de eita para dar el grito de libertad a los acordes del himno de Riego por la bands military, ya de acuerdo tambibn; pero lo imprevisto, siempre lo imprevisto demor6 la presencia de los marines que debian ocupar el palacio y destituir al gobernador military. Fracas6 el movimiento no sin la alarm y dispersi6n de los asiduos con- unrrentes a la velada musical de los domingos en la Plaza Mayor. Escapaste ileso de aquella aventura, pero viste flotar sobre tu cabeza los sables de la caballeria de la reina destronada dofia Isabel de Borb6n. QuizAs tu participaci6n en aquella loca empresa di6 margen a otra no menos peligrosa. ILa autoridad local orden6 la formari6n de dos batallones de voluntarios y el reparto de las armas a los alistados. Cuando el furriel se present con el fusil a ti destinado rehusaste admitirlo porque no lo habias pedido ni se habia consultado previamente tu voluntad. En la pugna entire el furriel y til arrojaste el arms a lo via pdblica y tu desobediencia tuvo como final desenlace la llamada urgente a Pa- lacio de todos tus familiares para oir los desahogos ofensivos del gobernante, quien con desprecio los expuls6 de la audiencia titulindolos de malos espaiioles, y eomo malos hijos de Pelayo. ;('6iio tu industrial podia esperar la protecei6n y ayuda del elemento official! Deslindados los campos no cabin otra cosa que aceptar los hechos consumados y como Sisifo continuar impfvido el pugilato. Periodo aquel de prueba, de abne- gaei6n y sacrificio sin otra recompensa ni otro halago que obtener en certimenes extranjeros, en premio, el otorgamiento de medallas y menciones honorificas por la bondad de los diversos products exhibidos y su artistic y nitida presentaci6n; esfuerzo aniquilador sin bencficio equivalent a no ser la personal satisfacci6n. Con la paz del Zanj6n inieiada en Camagiiey, en 1878, entr6 cl pais en vias de reconstrucei6n material, los capitals retraidos volvieron a la eireulaci6n hacienda concebir nuevas esperanzas a la industrial pero tus aptitudes, tu patriotism, te Ila- maban al eampo engafioso de la political y en ella entraste de leno, aportando en la prensa, en la tribune el valioso contingent que de ti esperaba el partido liberal que presidia el patriarca de la provincia licenciado don Urbano Sanchez y Hechavarrin nuestro earisimo compafiero de exilio e ilustre colaborador. -Luz, Luz, mas Luz pedias en aquellos editoriales que devoraba el pueblo adic to a las reforms indispensables para consolidar la tranquilidal political y la pros- peridad econ6mica en la isla. De aquel noble esfuerzo nuestro surgi6 el Casino de Artesanos y tras esta sociedad otras que dieron personalidad a los elements pop, lares que hasta entonees vegetaban ignorados, sin aspiraciones ni derecho. La tregua fue corta; la obra prometedora del general Martinez Campos fu6 un engafio mis y caida la venda de los ojos los libertadores en el exilio apoyaron a