tan dar a los funcionarios de la carrera judicial una re- muneraci6n proporcionada h 'a importancia de los cargos que ejercen, pues asi podrian atraerse a ella A distingui- dos jurisconsultos, que hoy se niegan !A dejar su profe- si6n porque iel ejercicio de esta les facility una retribuci6n m s adecuada 4 sus conocimientos y aptitudes. Es tanto mas sensible esta dificultad, cuanto que, si se removiera, en poco tiempo llegaria la Repiblica A contar con Tribu- nales no s61o Ihonrados 6 independientes, sino de compe- tencia indiscutible. Los servicios auxiliares de la administraci6n de justi- cia, han marchado tambi6n con la mayor regularidad. So- lamente ,el Servicio M6dico Forense subsiste afin como un problema sin resolver. Ioy lo siguen prestando provisio- nalmente los M6dicos Municipales, sin remuneraci6n algu- na por el Estado y, A falta de 6stos, pr6stase por M6dicos particulares, 4 quienes el Gobierno abona sus honorarios en cada caso, mientras se organize un Cuerpo de M6dicos Forenses. Ain no ha tormado el Ejecutivo iniciativa algu- na sobre este asunto, porque esta ,en studioo el problema de si conviene estableeer al efecto, un organismo bajo la exclusive dependencia del Estado, 6 seguir utilizando, me- diante ciertas compensaciones, los servicios de los m6dicos que pagan los Ayuntamientos a fin de aprovechar, por ra- zones de eeonomia y para bien del servicio, las condiciones de arraigo y estabilidad que poseen los M6dicos Municipa- les en las ,respeetivas poblaciones. Los l'amados "Oficios Enajenados de la Corona de Espafia" constituyen lain, si no un problema de gran im- portancia, un estado .de cosas que merece especial aten- ci6n por parte del Congreso. Como desmembraciones de 1a Corona de Espafia, parece que no deben subsistir hoy en Cuba tales oficios, y, por otra parte, como estAn vincula- dos en cargos y profesiones que tienen todavia perfect existencia legal en. la RBepiblica, con freeuencia tiene el Ejecutivo que negarse A proveer A tales cargos y profesio- nes Ipara que no pueda suponerse, ni siquiera implicita- mente, que se reconoce la subsistencia de los oficios ena- jenados. Parece, pues, de la mayor urgencia que el -Con- greso adopted sobre este particular las disposiciones que es- time convenientes. En el Ramo de Obras Pfblicas se viene hacienda cuanto es possible dentro de lo que permiten los recursos del Tesoro. Vamos extendiendo gradualmente nuestras ca- rreteras; se reparan las existentes; se construyen los puen- tes mis necesarios; se amplian y mejoran los edificios del Estado; se fabrican otros, y se connstruyen acueductos. En vista de la penuria de algunos Ayuntalmientos, y