just que S. Mag. sin que nos oya quiera perder el seiorio de tan gran cosa por solo el dicho de sus contrarios, ni que yo sea despojado de la posesion sin que seamos oidos i se entienda done estf aquella parte po- blada, porque yo tengo por cierto que es muchas leguas fuera de lo del enpeno, i si S. Mag. i los de su Real Consejo de Indias me huvieran fa- vorecido, yo tuviera el dia de hoi otros quatrocientos hombres juntos con los que estan alla, porque el dia que ellos navegaron, que fue en principio del ano de quarenta i tres, tenia puestos en artilleria dos galeones los mejores que hai en estas mares hechos al proposito, i teniendolos casi aca- bados, vino el Visitador, i la primera cosa que en el puerto public fue que traia todo el gobierno de la tierra, i preguntandole que sera del Vi- rey, respondio: enbialle en un navio quando me pareciere: Ilegado aqui, demas de tener muy poco respeto a mi persona, pregono mi residencia por todos los lugares de la tierra, i no una vez, sino dos, como si yo fuera el mas triste Corregidor o Alcalde que havia en ella. Con estas cosas, i con venir en las nuevas leyes una que dice que ningund Visorey ni Gobernador pueda entender en descubrimientos, yo perdi lo mas del credit i reputa- cion que tenia con la gene para poder llevar adelante la empresa, i aun- que bastava lo que digo para no seguir lo comenzado, lo que mas temi i principalmente me impidio fue que demas de los testimonios que me ha- vian Ilevantado afadirian que la gene i armada era para otra cosa i efeto que servir a S. Mag. Yo tengo gastado toda mi hacienda i estoi enpenado en gran cantidad de dineros, pensando hacer el mayor servicio a S. Mag. que nadie le ha hecho en eslas parties, i estando seguro i cierto, como parece por la nueva que agora se tione, S. Mag. tiene en condition de tener acrecentado su sehorio mill i quinientas leguas adelante, con espe- ranza de descubrirse muy riquisimas tierras e islas con aumento de gran- des tesoros i rentas para su corona real, demas de la perpetua fama que en sus bienaventurados tiempos se acabe descubrir lo que rest del mundo i ponerse debajo de su senorio, e yo como su criado i hechura confieso de- sear que no quedase nada que hacer para su hijo mas de gozallo por mu- chos anos i que los nuestros le sirviesen en ello. No se como bastan ipro. quesias banas, so especial de religion cristiana, para tener A S. Mag. tan ciego que crea que los que nunca trataron los negocios los entienden, i que sus criados i los que en estas parties le sirvimos somos tan desalmados i sin conciencia, que pospongamos el servicio de Dios i el suyo, sin que haya ninguno quo se pueda eceuptar de esta opinion: pluviera a Dios que como S. Mag. tiene puestos los ojos en el Inperio de Oriente tuviera uno en el colodrillo con quo mirara el de Ocidente, que no viera menos gran- 2