- 18 - conmovido Heredia este romdntico episodio. Esta carta intima, que, como casi todas las que describe el poeta en forma familiar, nunca pudo sospechar que sirviese para la re- construcci6n de su vida, evidencia, junto con la tierna emoci6n de gratitud, el afin hiperb6lico que dominaba en su espiritu. Porque en esa fecha ya conocia Heredia la pena de su sentencia: destierro a Espafia. Nos habla, sin embargo, de la muerte en el cadalso ol el largo encierro en una cruel mazmorra: pura actitud romantic. *Hay tambi6n otra carta, de indole bien distinta, la que describe Heredia al juez del process al abandonar Cuba, que ha servido para robustecer la tesis de la veleidad del poeta. No me parece a mi sino una mala defense, una pueril defense, como dice Vidal Morales, el reproducirla en sus <. Acababa Heredia de cumplir los veinte afios: aquel process cambiaba por complete el rumbo de su vida. Sin este cambio, no hubiera sido el poeta national de Cuba, no hubiera sido su vida un trAgico torbellino. Heredia sentia en torno suyo un aca- bamiento total, definitive. Y, acusado, negaba con pueriles motives la acusaci6n. Trece afios pasarian para que volviese a ver el cielo, el mar, el campo de su patria. Sentia aquella luz, aquella brisa suave, aquella ternura qu, empapaba el ambiente como si fuese la ultima vez. Nunea mis volveria a sentirlas de la misma manera. Cuando pa- (1) Su merced: era el tratamiento que daba siempre Heredia a su raadre en sus cartas.