Chencho record que, efectivamente, el lunes de esa semana fue San
Isidro y que en el chucho un alzador le dijo por la tarde, mirando el
cielo: "iEste San Isidro viene con agua!".
 Pero el tiempo ore6 un poco. El tercer dia sali6 el sol y Chencho se
multiplicaba para volver a organizer su trabajo.
 -Hay que meter duro -decfa-, tenemos que ganar el tiempo perdi-
do. Aprovechar el verano por si acaso vuelve a lover.
 Pero la semana fue casi perdida.
 -Esta semana -dijo a don Marcial-, no hemos metido gran cosa.
Los vagones se han quedado vacfos en el chucho.
 Jose Torres le inform6 que s6lo habfa pesado sesenta toneladas.
 Murcielago estaba quebrao. Apenas habfa echado viajes. Fonso pas6
los dfas de lluvia tuzando su gallo y haciendo planes. Juan Tarana dur-
miendo en su hamaca. Y Rosendo en casa de Lupe enterlndose de los
escAndalos del jefe y su mujer.
 El sAbado hizo un sol fuerte. Se trabaj6 mejor. Al mediodfa se ente-
raron por Fonso de que en la sabana habfa baquiniy por la noche todos
se fueron a sacudir la modorra de la semana.
 Allf vivfa la mujer de un sereno de corte. Tuvo una niflita hacfa una
semana y se le muri6 de trabo. El sereno se lo cont6 a Fonso en la bode-
ga. Trajeron a Brfgido de La Sierra, que decfan curaba el trabo, y no le
valid. Se quejaba de lo que habfa tenido que gastar con estos contratiem-
pos. Tuvo que ir a buscar a Nieves, la mejor partera del lugar, porque la
mamd de la mujer le dijo que esa muchacha podfa tener un mal parto.
Pero no fue asf. Se despach6 en un abrir y cerrar de ojos. Ni tuvo que
soplar much en la botella. Para ser primeriza Nieves le dijo que se habfa
portado bien. Bueno, fue un soplo. Pero al cuarto dia se le declar6 a la
muchachita el trabo. El padrino le trajo medecinas, pero fue inuitil.
 En la bodega el sereno compraba los efectos para el baquini, cuando
habl6 con Fonso. Andaba a pie. Con el parto y la enfermedad de la mu-
chachita se habia estropeado much. No tenfa montura. Una yegiita