4 Entr6 diciembre. Los caminos se han secado ya. Las noches son frescas, transparentes, estrelladas. Se avecinan las pas- cuas. Por las madrugadas el aliento que despiden las bestias es un humo blanco y hay que abrigarse algunos dfas, para no temblar de frfo al cruzar por los carries. Ahora se escuchan mis gallos cantar. Y muchas mafianas aparecen neblinas sobre las lomas, sobre los bajos, sobre las cafiadas, sobre la sabana, sobre la colonia. Durante el dfa sopla una brisa ligera y agradable. Alto el sol, Chencho, el mayordomo de La Inocencia, va legando a la bodega, despues de atravesar diferentes carries y contemplar las cafias her- mosas y bien nacidas. Detiene su mula por delante del mostrador. Se quita el sombrero, saca su pafiuelo y seca el sudor. Conversa un buen rato sobre la zafra que ya estA encima y, al despedirse, don Antonio le pregunta: -Y c6mo estan de bueyes? -De eso no hay que hablar. No tenemos muchfsimos, pero conta- mos con algunos. Los bueyes son uno de los elements mas importantes de toda colo- nia. Colonia sin bueyes, no es colonia. Desde que se hace el presupuesto para el fomento, desde que se da el primer hachazo en el monte, hay que pensar en la bueyada.