-iC6mo cuintos afios tendrA ustd? Le habfan dicho que tl era mis viejo que Anastasia y aunque se sentia y vefa mis joven, la ocurrencia lo dej6 confuso. Ahora querfa disipar esa duda. -iHombre yo no sd! -respondi6 la vieja y despuds de reflexionar un moment afiadi6-: Yo me acuerdo de los blancos. Yo estaba una zagaleja. Una vez tuvimos que dirnos al monte para salvarnos de los mambises que andaban por esas lomas. -Entonces -afirm6 Rosendo-, yo soy mis nuevo que ustd, porque yo sf no hago memorial de los blancos. Yo sd de los blancos por las his- torias. Por lo que me han contao. Y despuds de una pausa, agreg6: -Me han dicho que entonces corrfa mis plata que agora. -iCristiano! iEso no tiene comparaci6n! Entonces cualquier viejito tenfa onzas guardadas. En mi casa no faltaban. Rosendo se qued6 pensativo. A poco dijo: -iPor qud se dirfan! Aquf no para na bueno, vieja. Mas malos que nojotros, ino hay cristiano! -iY digalo! Y pa estos blancos de agora que nadie los entiende en su jerga, mis valfan aquellos. Hablaban como nojotros. Y no eran intere- saos. No le quitaban a nadie lo suyo. Esos sf eran buena genre. iFigire- se! Con tanta gene mala como andan por esos bateyes. Rosendo volvi6 a quedarse pensativo y despuds de un rato murmur6: -iEntonces, no haberfa finca? -Por aquf no habfa -respondi6 Anastasia-. Yo no sd por otra part. Por aquf s6lo habia monte. De aquf salfa uno y no vefa claro hasta la sabana, del otro lado del rfo, camino de Los Llanos. Por Palmo Espino, por las Taranas, por Tavila, al medio dfa estaba oscurecfo. Y del lado de Macorfs se legaba hasta Higuamo por entire monte. S6lo se vefan conu- cos. Y entonces sf que habia crianza. Y no habia esa tanta media. Yo he ofdo mentar el agrimensor agora. No habia esa tanta angurria.