CAPITULO VII.

 UN PERFIL DE DON POSTUMIO

 I.

 -eQUE yo me negara a darles la sala, despertando
 en Bani ideas repugnantes y divisions que no deben
 existir? No, sefiores, ese ha sido un tent6n de Felipe
 Ozan, de ese joven que siempre se inclina a ladearlo
 todo del lado de la political, y de la political intransi-
 gente y fraccionaria-------
 Yo siempre ser6 yo, amigos mios. No s6 c6mo to-
 davia no me conocen. Pueden ustedes disponer de la
 sala.
 Gracias, mil gracias; se lo agradecemos.
 -No, sefiores, no: ustedes no tienen para ni pot
 que agradecerme nada. Ya les he dicho, pongan su baile
 y cuenten de antemano con mi concurso moral y ma-
 terial.
 Asi acababa de expresarse Don Postumio, en la
 mafiana del segundo dia de lo que hemos narrado, con
 un grupo de gene de color que se despedia de 61
 despu6s que les hubo concedido el sal6n de la Coman-
 dancia de Armas para poner un baile, y al tiempo en
 que algunos j6venes de la distinguida sociedad del
 pueblo, en compafiia de otros de la capital, llegaban a
'la puerta de su casa.
 -Pasen adelante, sefiores, tomen asiento:-les dijo
 cort6smente Don Postumio haci6ndolos entrar.