FRANCISCO GREGORIO BILALNI


sea propiedad exclusive de lap muchachas de referencia.
Muchas personas de aqui y de donde quiera que se
profess nuestro catolicismo, creen como elias que de
ese modo el ruego o la siplica son mis eficaces. Muchas
veces pienso que qui6n sabe si eso haya contribuido tam-
bien a que se sostengan todavia en el culto. las imAgenes.

 VI.

 Es de verse y de decirse c6mo, al concluir la no-
vena, salen todas de la iglesia, llenas de animaci6n, si6n-
doles de much agrado el sonido de las campanas, y por
ende el alboroto que arman los muchachos al correr
en pelotones sobre e! mazo de cohetes que alguno tira.
Los grupos de las buenas mozas-y ain de feas-se
detienen en la plaza y se dan el beso del saludo.
 --Ya acabaste el vestido? Y dc6mo te qued6 la
chaqueta? iLa concluiste al fin? Pregunta la una.
 -Al fin, hija; gracdas a Dios-responde la otra.
 --Qui6n de ustedes me presta sus figurines de
baile?-suena una voz por otro lado.
 -iAh! Siempre te decides a quitarte el luto?
 -Mama no queria; pero hija, si una pierde las
fiestas---- Esperar el afio que viene! Es bravo rigor.
AdemAs yo que ni siquiera conocia la prima muerta----
 --Sabes que a Isabel le vinieron sus encargos de
la capital?
 -iSi, nifia, los vi; y el sombrero, que sombrerol-
exclama la interpelada dirigiendose al grupo.-Tiene
el ala izquierda vuelta hacia arriba, forrado de terciopelo
negro, sugeta el ala por un pajarito lin'disimo y en la
cope un lazo de cintas tambihn negras, prendido con
un ramo de florea rojan