CAPITULO II.

 COMO SE RESOLVIO.

 I.

 DIREMOS ante todo dos palabras acerca de nuestro
 h6roe, dejando para relatar despues un pagina interesan-
 tisima de su vida. Apenas contaba veinte y cuatro afios
 de edad. En an cuerpo elegant y de formas algo ro-
 bustas, su color triguefio subido, sus facciones pronun-
 ciadas, su bigote y pelo negros, y sus grandes ojos
 tambi6n negros, hacian resaltar en el semblante de Enri-
 que las principles pinceladas de su retrato.
 Como oriundo de Bani, habia venido entonces de
 la Capital al pueblo donde nacieron sus padres y don-
 de vivian algunos de sus parientes.
 Enrique no era un talent que digamos; pero no
 le faltaba inteligencia y tenia facilidad para expresarse.
 No era timido en la ejecuci6n de sus proyectos, y pre-
 sumido en el vestir aparentaba finura en sus modales y
 delicadeza en sus costumbres.
 Afortunado en ese juego de los negocios que se
 aventuran a la suerte mis que al calculo, se reia tam-
 bien afortunado en el amor; cosa que no es comfn en
 los hombres seguin la creencia vulgar. Pero a 61 no le
"faltaba raz6n, en sostener la suya desmintiendo la del
vulgo; pues tan joven aim habia ganado dinero y ha-
bia caido bien en el coraz6n de las muchachas a quie-
nes habia hecho la corte.