desde lejos... que pronunciaba su nombre en un formidable lla- mamiento. Era una voz mojada y pegajosa, gutural y hueca, que espaciaba las tres sflabas de su nombre prolongando la iltima con un estridor profundo y rec6ndito... Era una voz te- rrible y dulce, hiriente y acariciadora... era una voz de agua, de ola, de estrellas y de sol... de rayos y de tempestades, que le llamaba sin cesar... le llamaba... ile llamabal Abri6 la puerta y sali6 huyendo, por el patio. El tableteo de sus chancletas au- ment6 su pinico. Baj6 la cuesta del cerro corriendo, como un enajenado, aturdido, inconsciente casi... -;Ya voy! iYa voyl -gemia su pecho destrozado. Y corria... mas... y mAs... y sigui6 sobre el piso del muelle y al llegar a la punta se lanz6 al agua, torpe y pesadamente. Sinti6 que tra- gaba agua y que le faltaba la respiraci6n. Logr6 salir a la su- perficie y se mantuvo a flote, cerca de los arrecifes, donde las olas que venian desde afuera se estrellaban, erizando de espu- mas a la mar. Mir6 hacia el confin, desorientado. La oscuridad de la noche y el desvario de su mente se conjugaron para que no pudiera percibir la silueta del Yate. Desconcertado, aturdi- do, braceando para aefenderse del oleaje, volvi6 la cabeza: No habia luz en el balc6n de la casa... -iSe fueron! iSe fueron! -balbucearon sus labios, en un grito sofocado por las olas. Y ech6 a nadar de nuevo, herido ya de muerte su destrozado coraz6n, consternado por la angus- tia. iY nadaba... nadaba, como una bestia ocednica tarponada fatalmente...! Mon amour! Mon amour! -barboteaban sus la- bios entire las burbujas de espuma que arrojaban sus pulmones agotados-. iNo se vayan! iEsperenme! iNo me dejen solo! -cla- maba, con la angustia del nifo que se siente abandonado por sus compafieros... Y braceaba, irreflexible y torpemente, que- riendo dar alcance al Yate que presumia navegando, mar afue- ra, en la noche tenebrosa... Sus gemidos taladraban las olas y sus ligrimas caian en las aguas, que amorosas se abrian, co- mo brazos maternales, para acogerlo en su seno, rec6ndito y sereno.,. ...la Bahia lo reclam6, y en su regazo lo tiene, all, abajo, ondulante, mecido dulcemente por las canciones de cuna que entonan las caracolas, para que duerma tranquilo, para siem- pre, jel Solitario del Mar...! FIN