mente al nuevo labriego y a la semilla reciente. Entra enton- ces a colaborar el agro francs, con sus huertas bien cuidadas, sus mares, sus lagos y sus rios, espldndidos en peces y maris. cos, y sus prados y sus bosques y campifias, donde el past hace pingiie a la res lechera y abundante la prodigiosa cria para el auge de la caza de pelo y de pluma. Y ahi tenemos que Fran- cia, beneficiaria de todas esas circunstancias favorables, se con- vierte en madre y maestra de la gastronomla y logra la pree- minencia a que se ha referido su Excelencia. -Gracias, professor -expres6 el diplomrtico-. Ya conozco la ruta seguida por Ia buena mesa, desde los Abasidas de Bag- dad hasta el Palacio de Versalles. --Se queda su Excelencia algunos dias en Samani? -pre- gunt6 Rosina. -Me hubiera gustado hacerlo, pero tengo que regresar ma- flana. El professor Croiset me invit6 a ser su hu6sped, y me que. daria, encantado, junto a un grupo tan interesante de personas ilustres. AdemAs, el chef de nuestro amigo es maravilloso, y me gusta comer bien. Pero ya he cumplido mi misi6n y tengo que volver a ]a Capital, porque los asuntos politicos alli no andan tan bien como uno quisiera. Pasada la medianoche se retiraron a sus habitaciones. Des- pues que Vergara y Josefina estuvieron acostados, dsta pregun- t6 a su marido: -OQu6 habrA querido decir el embajador con eso de... oya he cumplido mi misi6n? -No sd, pero sospecho que no vino a hacer una simple vi- sita de cortesia. Me temo que esa cmisi6nm haya sido una insi- nuacidn official para que el grupo regrese a Francia. Ya iban a apagar la luz, cuando advirtieron que el mango de la cerradura se movia y la puerta se abria lentamente, en- trando Madelaine. -No se muevan, por favor -les dijo en voz baja, con ges- to imperative, sentandose al horde de la cama-. He venido a decirles adi6s. Me march ahora mismo en mi canoa. Ya esto se estA acabando y no quiero estar present cuando caiga el tel6n. Ese diplomAtico ha venido a ordenarles que se vayan. --Pero por qud? -le interrumpi6 Josefina con expresi6n ltena de ingenuidad y de miedo. -Esos diplomaticos siempre estAn bien enterados -repuso Vergara- y algo grave deben estar temiendo que suceda. En la capital se ha estado hablando de posibles motines en el Ejtr-