continuar sometido a un regimen tutelar, so pena de entorpecer su evoluci6n social. El caso se agrava cuando el que funge de padrino o tutor no esta capacitado para ejercer esas funciones. -Creo que todos conocemos el nombre de ese tutor... -dijo Josefina, con acentuada malicia. El Embajador se Iimit6 a sonreir y dirigiCndose al Profesor le pregunt6: -Segian me inform6 esta tarde, usted describe actualmente un libro acerca de la historic de la gastronomia, y le ruego que, si le es possible, me aclare este punto: la supremacia culinaria de Francia se desarroll6 espont6neamente alli, es obra de los franceses, 0o se la debemos a otro pais? En otras palabras, zpor qu6 y c6mo ha logrado Francia esa preeminencia? --Es fAcil trazar la ruta seguida por la buena cocina a trav6s de la Historia. Me refiero a la cocina concebida como arte y luego casi como una ciencia. La encontramos primeramente entire los griegos, en forma rudimentaria todavia. Alejandro Magno conquista a Grecia. Luego vence a Persia y Egipto. qu. eran regions muy vastas pobladas por distintas razas. En el botin que trajo figuraban las incipientes delicadezas culinarias de los pueblos vencidos. Grecia las adopt: eran los alimentos, las especias, los mdtodos y los cocineros de los medos, los sass- nidas, los parts, los Arabes, los turcos, las tribus de los valles del Nilo. El temperament artistic de los griegos mejor6 csos elements. Luego Roma se los apropia, cuando domina a Grecia, y en Italia sc mejoraron durante el period de los Cesares. Con la Ilegada del Cristianismo, la buena cocina es perseguida por la abstinencia y los ayunos del nuevo dogma, y se esconde en los conventos y en los castillos feudales, donde asoma la cabeza, a escondidas, porque entonces comer bien era un pecado. Y asi permanece, hasta que el Renacimiento la saca de su escondrijo, y la exalta y glorifica. Hasta Francia llegan los ecos de este entusiasmo. La casa de los M6dicis, en Florencia, ensalza y ennoblece a la cocina, y de esta Casa de los Medicis de done sale una princess, Catalina, que va a Francia a casarse con Enrique II. Lleva consigo una corte de palaciegos pero tambi6n la acompaiian cocineros y reposteros de la mds alta calidad en esos tiempos. La nueva Reina encuentra en su marido un pro- tector de las artes y las letras, y en los palacios resales se impo- ne el boato y la pompa de la mesa. Con este impulse inicial, Francia vuela y alcanza las cumbres de la gastronomia. Su am- biente era propicio. El terreno estaba arado, esperando sola-