* * -iTdmate ese cognac y levanta la cabeza, amigo mfo! -di- jo el professor Desaix al professor Croiset-. Quisiste hacerte amigo de ia naturaleza, y has salido malparado. Ella te lo advirti6, cuando Ilegamos aqui: te recibi6 con un cicl6n... Ca- lurosa bienvenida. -Es la bahia... que me estI poniendo loco -contest6 Croi- set-. La siento en todas parties. Me persigue... La veo en sue. fos y la presiento a mis espaldas. No sd si la quiero o la odio. Se ha vielto un ser human que me acosa y me hostiga. -iBah! -exclam6 Desaix-. Palabreria, literatura... fanta. sia tropical. Te hace falta un poco de aire de La Riviera. Ali todo funciona cumplidamente, sin los sobresaltos ni las tribu- laciones que provocan las emanaciones de esa Bahfa endrgica y ardiente cuyas aguas huelen demasiado a mar, a marisco a pescaderia. Nuestro mar, allA en Antibes, esti lavado, usa cos- mdticos y desodorantes... -Quieres que regresemos... jpero, y mis nuevos amigos? eLos voy a abandonar, asi, subitamente? -Trigarthon se curare, cuando desaparezca Rosina. La Ge- nerala volverA a Tes6n, y serd dichosa, cosechando maiz... y cuidando sus chiqueros. -Has dicho una crueldad' intolerable, Louis Desaix. -El bisturi del cirujano es impiadoso. La sangre se resta- fia con vendajes y el antibi6tico del olvido sana la mente per- turbada por el exceso de bondad... El mayordomo entr6 con un mensaje telegrAfico que ha- bian traido a mano desde Samand. Croiset abri6 el sobre, ley6 su contenido y despuds de una pausa dijo, con pesadumbre: -Es del Embajador de Francia. Me anuncia su visit. Viene mariana a ofrecerme su asistencia, por orden del Quai D'Orsay. La tarde era calurosa y todos bajaron a la playa a tomar un baio de mar. Ya en el agua, el professor les inform de la visit del Embajador de Francia. La noticia produjo diversos comentarios. eA qud vendria? Rosina adujo que los diplomiti. cos eran espias y que era necesario que uno midiera sus pala- bras. Leroy consider la visit como una ingerencia official en