-JY qu6 te dijo esa nifia virginal, mimada de H6cuba y pro- tegida de Apolo? -Bes6 mi frente y me pronostic6 que al final de los evos, en una isla de la mar atlAntica, yo iba a encontrar a Diana, que se arrojaria a mis brazos, henchida de amor... Se besaron tiernamente, susurrAndose al oido suspiros y pa- labras cariflosas y suaves. La mansedumbre del paisaje sen- sibilizaba sus espiritus y a traves de sus entrelazadas manes se trasmitian torrentes apacibles de pudoroso amor y de amis- tad candorosa y limpia... Despuds se sentaron en las pefias, jun- to a la orilla del mar, y solamente se miraban, sin decirse una palabra. Por la ladera del cerro baj6 Maria, la hija del campesino Rafael. La muchacha iba a seguir por el trillo, con rumbo des- conocido, paro Croiset la lIam6, invitindola a sentarse en Ia arena junto a ellos. Apenas Ilevaba puesto un andrajoso traje- cito y estaba descalza y despeinada. -Mira esa criatura -le dijo a Madelaine-. Va creciendo entire rocas, come un cactus. Tiene un alma sensible, que la hard infeliz. Es bella y delicada, y comienza a florecer en Ia pubertad. uQud le reserve el destiny, aqui, entire tanta aridez y desamparo? La nifia los miraba, con los ojos muy abiertos. Los escucha- ba sin comprender lo que decian, porque hablaban en francs. El atuendo de aquellas dos personas la tenia hipnotizada. -La suerte de estas muchachas campesinas es muy triste -replic6 Madelaine-. El primero que fije sus ojos en ella la llevard al monte y alli la violard. En el lenguaje de estas gentes eso se llama . Es el delito que mds abunda en nuestros campos: rapto de menores. Los tri- bunales sentencian con lenidad. Si el raptor acepta casarse con la victim, se cierra el expediente judicial. El marido vivirA con la muchacha algin tiempo, la hard engendrar un par de hijos y luego la abandonara. En la mayoria de los casos el asunto no llega al tribunal porque los padres no presentan la querella y aceptan buenamente el hecho consumado. Asi esti le pals Ileno de ~hijos naturales. Es el primitivismo en todo su vigor... -A los ojos de nosotros, los que nos Ilamamos hombres ci- vilizados, todo eso es cruel, pero tiene la belleza de la sim- plicidad, del primitivismo, como dices tu. La vida en sociedad se ha ido complicando demasiado. Superabundan las leyes y las