y lo miraba con afccto para no perder su confianza. Tuve que hacker esfuerzos para mantener esa actitud, porque me decia cosas horrendas. Mi deber es referir a ustcdes todo lo que rne dijo, aun a trueque de... -Dilo todo, Madelaine, por favor. Estamos preparados para oir lo peor -la interrumpi6 el doctor. -Dijo quc esta casa es una pocilga y que todos somos cer. dos. Que aquf s61o so piensa en comer y en fornicar, como los animals. Que de Io 6nico que hablamos es de comidas asque- rosas; que eramos unos... -No te inctuyas, Madelaine. Agradecemos tu delicadeza --e dijo con dulzura el professor. -Cuando la exaltaci6n de aquel muchacho llcg6 a su mAxi- mo grade. lo vi doblarse, inconteniblemente. El doctor Desaix se puso en pie, para irse, y al salir del kiosco torn6 la cabeza y exclam6: -Ya he oldo bastante. Todo lo que ese hombre ha dicho es la verdad. Hemos destruido un coraz6n angelical. Todos somos culpables, menos usted, Madelaine, que no vive en esta casa. Nuestro deber es reconstruir esa alma destrozada. Usted y el professor lo sabr6n hacer; deben hacerlo. Cuando se quedaron solos, Madelaine comprendi6 que su amigo el professor estaba dolorosamente abatido. Con la mayor sinceridad y para reanimarlo tambien, le dijo: -No creo que en este asunto haya victims ni victimarios. Trigarthon tienc el alma enferma a causa del conflict en que se encuentra: la came de la hembra lo atrae y lo repele. Se siente pcrdido, desorbitado, sin horizontes; el instinto to im- pulsa a career que es perseguido y culpa al que tiene mAs cer- ca. Su confusion es absolute. Su cerebro es un caos. El dcsor- den de sus ideas le hace confundir el amor y el odio. Td y yo le hablaremos, para restaurarle la confianza en si mismo que ha perdido por causa del trasplante violent que sufri6 con moti- vo de su cambio de vida. Recuerda, querido amigo, que ese mu- chacho pas6 de la soledad at conjunto; de sus monl6ogos consi- go mismo cay6 en el diilogo vivo; del soliloquio salt6 a la con- ferencia. Con esas mutaciones impetuosas su alma se ha roto en pedazos. Td y yo vamos a recoger esos fragments y a re- construir su personalidad. Le ensefiaremos quc la vida en socie- dad es un constant tropezar y caer y levantarse de nuevo para volver a caer; que el antagonismo es la regla y que nuestra exis- tencia es un ir cediendo, cada minute, pedazos de nosotros mis-