luego por el movimiento religioso que conocemos con el nom. bre de la reform. Fue una 6poca de hombres inquietos, que estaban descubriendo que se puede gozar de la vida y cumplir con Dios al mismo tiempo; que se podia ser buen cristiano sin que fuera necesario vestir de sayal y que al temple se podia concurrir con el cuerpo perfumado y envuelto en sedas y bro- cados. Y asi se puso la cocina tambi6n. Se visti6 de lujo y se hizo vocinglera y librepensadora. Al cerdo horneado le pusie. ron una rosa en el hocico y el metal de los plates y las fuentes se trasmut6 en oro y plata. Los cocineros y sus pinches se cre. yeron otros tantos Miguel Angel, Fra Angdlico, Ariosto, Ma. quiavelo, Leonardo de Vinci, Rafael... Los comedores tembla. ban bajo el peso de las cortinas de damasco y las tapicerias. Aparecen los manteles y el tenedor es descubierto. El trifico entire las naciones se intensifica y asi se conocen costumbres nuevas y plates ignorados hasta entonces. -Como ejemplo interesante del cambio que se opera en las costumbres, citemos el caso del Archiduque de Austria y Rey de Castilla, Felipe el Hermoso. Su Corte se habia distinguido por la austeridad de las costumbres, mas llega un moment en que no puede evitar el contagio de las nuevas ideas y adop- ta los refinamientos que ya se habian establecido en la Casa de Borgofia. El mend del Palacio se redacta en franeds. Los ser- vicios y los funcionarios tambidn reciben nombres franceses. El Esculler determinaba las comidas. A la hora de comer los ofi. ciales de cocina, avisados por el Ujier de Sala, tocaban en las puertas de las habitaciones invitando a los palaciegos a pasar al comedor. El Tapicero traia la gran alfombra que cubria el Estrado del Rey. El Furrier mandaba colocar la mesa bajo el dosel. El Ujier avisaba al Gentil Hombre de Boca y 6ste iba a la panateria y alli el Sumiller le entregaba una servilleta que dste se colocaba en el hombro izquierdo; le daba ademns el salero. Entonces el Valet-Servant tomaba el cuchillo, el pan y la servilleta del Rey. El mismo Sumiller Ilevaba al comedor el mantel para la mesa real; luego iba a la cava y traia la copa, las fuentes, las tazas, los jarros y los frascos de vino del Rey. Todas estas operaciones eran vigiladas por el Gran Sumiller de Cava. El ChambelAn iba a buscar al Rey y lo dejaba en la chambre al lado del comedor. El Ujier golpeaba con su vara la puerta de la sala donde estaban reunidos los comensales, y gritaba: <,iEl Rey! iA la vianda, caballeros!,. El Rey entraba al comedor. Los oficiales de cocina comenzaban a traer los pla.