pAs podrAs remediar la desgracia que aflige a media huma- nidad... No quieras convertirte en Redentor... -iYa estoy crucificado, desde hace tiempol A veces pienso que mi bienestar apesta. Parece que el oro, en las manos de otro, deviene repulsive. Es una sensaci6n peor que la envidia... -cC6mo lo sabes, si nunca has sido pobre? -Lo leo en los ojos de todos los que me rodean, hasta en los de mis intimos amigos... incluy6ndote a ti. -Tienes raz6n, Charles. Es una mezcla indefinible de envi- dia, desprecio, inconformidad y desden. Es la contrapartida de la avaricia... el egoismo human, en su mis tenebrosa manifes- taci6n. Quisiera compadecerte, pero prefiero quererte... Cuan- do regreses a Francia, mandale un retrato tuyo a Maria, con una dedicatoria bien sencilla: a mi bien amada, con todo mi cora- z6n.... --No quieres uno para ti? -No es necesario: ya lo tengo grabado para siempre en mi memorial, con una dedicatoria de tu puAo y letra que dice: Pa- ra Diana, la virgen eterna, de su hermano gemelo que tanto la quiere, Apolo. Cuando terminaron de comer no pudieron sentarse en el balc6n, porque llovia torrencialmente. Desde media tarde ha- bia comcnzado a Hover ininterrumpidamente. Era un aguacero macizo, de intensidad invariable, que producia Ia impresi6n de que nunca terminarta. El techo de hojas de zinc de la casa, al ser azotado por aquella mole de agua, producia un ruido en- sordecedor, que lienaba a todos de desasosiego. Se reunieron en la sala, a tomar los licores y a fumar y con- versar, como era la costumbre establecida desde que habian lle- gado a Anadel. Como habia sido convenido, esa noche el profe- sor Croiset hizo una larga peroraci6n acerca del arte culinario al desvanecerse la sombra gigantesca que cubri6 a los pueblos de Europa durante el medievo. -La cocina durante el Renacimiento -comenz6 diciendo el Profesor- es la misma que predomin6 en la Edad Media, pero contagiada con las exuberancias, la floraci6n y el desembara- zo que se produjo en Europa durante los siglos xv y xvI, al despertar e imponerse de nuevo la cultural clasica. Estos cam- bios fueron facilitados por el descubrimiento de la imprenta y