fue hacia ella, y separandola del humedecido cuerpo del pes. cador, se la Uev6 tiernamente. Subieron la escalera, hasta per. derse en el pasillo del segundo piso. El silencio que acompa4 a esta escena fue interrumpido por la voz tranquila y sonora de Charles Croiset, que bajaba la escalera con soberana mag. nificencia: -Nuestra amiga la bahia nos ha ofrecido un grandiose espectaculo. Vayamos a darle las gracias. En la console habia un vaso y en 6ste un ramo de flores. El esteta tom6 dos rosas encarnadas, y se encamin6 hacia la playa. Todos le siguieron, cabizbajos, obedientes, abatidos por la incomprensi6n y el asombro. Como si huyera de las emociones del dia anterior, el profe. sor se fue solo a Tes6n. Habia hecho buscar un caballo y no permiti6 que le acompafiaran. Rosina se llev6 a Trigarthon a su cabafia en Carenero. El doctor y Vergara fueron a conocer al campesino Rafael, el de la pierna mutilada, en el cerro pr6ximo a la gruta de las Nayades. Leroy pidi6 al yate un bote-motor y sali6 a navegar por la bahia con Josefina. De Mers y el detecti- ve se quedaron, platicando, en la playa de Anadel... El artist que fabric y hace funcionar todo lo que estA debajo de la b6veda celeste, habfa pintado un 61eo de extraor. dinarias dimensions en aquella esquina del mundo, escondrijo de mares asustados, de ciclones bandoleros, terremotos epildp- ticos, aguaceros enajenados, nubes licuefacentes, lunas elasti- cas y maleables, chorreando maleficios. Fue con estos elemen- tos que el artist pincel6 el fondo de su cuadro, y en los pri- meros pianos su brocha coloc6 a los Eminentes. Todos eran fen6menos, hijos de la Humanidad, litigando con la vida, en. frentados a la abominable naturaleza en una lucha desigual. El pintor olvid6 la realidad y puso material gris en los corazones, y en los cerebelos puso sangre. Y asi van, con el flagelo en la mano, imponiendose sanciones los unos a los otros... -Asi ca- bilaba Charles Croiset, mientras un caballo lo llevaba a la fin- ca de Tes6n, en busca de Madelaine... *