-iTienes raz6n, Charles Croiset! Desde entonces, hace die- ciocho afios, no he vuelto a pensar que soy mujer. Paso la ma- fiana a caballo, recorriendo la finca, para que mis propios peones-no me lo roben todo. En la tarde busco la soledad del mar o leo avidamente hasta que el sueflo me vence. Conozco la Bahia palmo a palmo. Cuando la cosecha de cacao deja algin beneficio, lo invierto en libros. El mar y los libros son los fni- cos amantes que he tenido. Hace algunos dias cumpli treinta y siete afios de edad. El ejercicio fisico me ha ayudado a mante- nerme fuerte, pero ya el espiritu lo siento envejecido y can- sado... -iEres una muchacha extraordinaria, Madelaine Chanac! Haber sido rica hasta los diecinueve afios, la edad en que una nujer inteligente y sensible, hermosa y bella, disfruta de todo lo bueno que la vida puede ofrecer, y repentinamente verte reducida a la miseria y tener que saltar de las habitacio- nes alfombradas de un colegio aristocratico en Paris, donde todo es delicado y pulcro, a los chiqueros de una finca agreste en el recodo de una isla Antillana, donde todo es rudo y tosco, grosero y repelente...! -El cambio fue espantoso, salvaje, doloroso... pero fue pre- cisamente mi juventud la que me di6 fuerzas para soportarlo. Estaba sola en el mundo, sin parientes ni amigos, acosada por la codicia de los que me rodeaban, y que luego huyeron. de mi at saber que todo estaba hipotecado. En la reuni6n de acreedores se repartieron los bienes dejados por mis padres, en pago de sus acreencias. Mi propio abogado se qued6 con la finca grande, y si pude salvar la casa solariega en SamanA y el peque- fio fund de Tes6n, fue porque mi madre *estaba casada bajo el regimen dotal y me tocaron por herencia de ela, mis bien que por un gesto de piedad de la junta de acreedores. ---Y no pudiste buscar otro abogado? -Bueno...el caso fue melodramAtico... Tuve un defensor. No era abogado, pero sabia de leyes y era litigante por natura- leza. Habia sido Notario Putblico pero ya no ejercia su minis- terio. Vivia amancebado con una muchacha campesina. Prestaba dinero a interns usurario y se habia hecho rico practicando la avaricia. Vino en mi auxilio, espontineamente, y a 1l le debo que los acreedores me dejaran to que tengo. Pero... despuds se quiso cobrar. Cultiv6 mi amistad, con su trato suave y paternal en apariencia, me prestaba libros de su rica biblioteca, porque el taimado era culto a mis no poder... Me Ilend la cabeza de