admirada ante el rostro sereno de Trigarthon. Habian trans. currido dos o tres minutes de absolute silencio. Al fin 61 ha. bl6, con voz tranquil: -Parece que lloverd otra vez... -7-eTe importa que nos mojemos? -No -contest6, sonriendo-. Pero tal vez usted puede coger un catarro. A mi no me hace nada. Estoy acostumbrado. -EstAs sufriendo much, everdad? Quisieras volverte a tu casa. ePor qu6 no lo haces? -Su marido me ha pedido que me quede en Anadel. -El no se opondrA ahora a que td vuelvas a tu casa... --Por qud? -Ellos dos estin ahora solos en el yate... Pudo observer c6mo el rostro de Trigarthon se iba alteran. do y c6mo sus ojos se abrian en un gesto de duda, de perple. jidad. Advirti6 que sus manos temblaban y que pestafieaba sin control; que sus labios se tornaban morados y su frente se cubria de sudor. Intent6 hablar y no pudo. Quiso moverse, como si tratara de ponerse en pie, y le fue impossible. Obser- v6 como su respiraci6n se aceleraba y su boca se contrafa y se dilataban las aletas de su nariz. Parecla como si una fiera estu. viese despertando en d6. Josefina sinti6 miedo. --Era possible -pens6- que en aquel hombre el amor se convirtiera en fu. ror? (Acaso llevaba 61 al yate a Rosina y a Vergara sin sospe. char a lo que iban? eSu inocencia era tan grande que no habia dado cabida al menor recelo? Tuvo ella que declrselo para que lo supiera? -De repente comprendi6 cuAn grande era el dafio que acababa de hacer y sinti6 remordimientos. eQud podia ha- cer para reparar su acci6n a lo menos para evitar que aquec ser primitive cayera en un estado de furor? Entonces lo vio doblarse. Parecfa que se le hubiese roto el espinazo. Torn6 la cabeza hacia atras, como si con la mirada tratara de buscar refugio en el vacfo, en la extension del mar. Comenz6 poco a poco a serenarse. Volvi6 la cara hacia ella, la mir6 fijamente y le dijo, con voz imperceptible casi: --Quiere que me quede en Anadel...? Hard lo que usted me diga. -Sd que estAs sufriendo much, pero debes controlarte. Yo sufro tambi6n, rmds que td, porque Jorge es mi marido... Cuan- do ella se vaya, podrds rehacer tu vida. Yo no. Mi matrimonio estA destruido. --Hasta cuando se quedan... los franceses?