cientos invitados y que dur6 toda una noche. En 1498 Cdsar Borgia viaj6 a Francia para recibir un titulo nobiliario que le otorgaria Luis XII, y en el camino fue objeto de muchos festines y agasajos. En Ia ciudad de Lyon le ofrecieron un banquet en el que se sirvieron cuatrocientas piezas de volaterta y doscien- tos plates de dulces y confiterias que fueron verdaderas obras de arquitectura culinaria. -Durante el reinado de Enrique III de Francia, por los afios de 1580, se generalize el uso del cuchillo y el tenedor en la mesa. Este monarca era disoluto en extreme y se hacia preparar grandes banquetes. Con el advenimiento al trono de Francia de Francisco I, el lujo de la mesa comenz6 a adquirir extraordina. ria importancia, c6nsona con el movimiento renovador que agitaba a toda Europa y que se conoce con el nombre de Rena- cimiento. -En sus castillos de Amboise y Montmorency, Francisco I celebraba festines magnificos. Recibi6 a Catalina de Mddecis con un grandiose festin en Paris, en el que se sirvieron 30 pavos reales, 33 faisanes, 21 cisnes, 9 grullas, 33 grandes pescados, 99 palomas, 66 garzas, 33 perdices, 99 tortas de came, 33 gansos, 99 capones, 90 codornices, 90 pollos y 90 gallinas. Se excluyeron carnes de res y cerdo y de caza mayor por considerarlas vulga- res y ordinarias. La cantidad de legumbres fue extraordinaria. Para festejar a la reina Isabel de Austria, Carlos IX le ofreci6 en Paris un banquet pantagrudlico en el que s61o se sirvieron pescados y moluscos y crusticeos, porque era viernes. Bajo el reinado de Luis XIII prevalece la austeridad y los banquetes son sencillos y con lujo mesurado. Luego con el advenimiento de Luis XIV vuelven de nuevo los banquetes a hacerse ricos y pomposos. El servicio diario de la mesa del Rey era en extreme complicado y minuciosamente reglamentado; constitufa una verdadera ceremonia. Bajo Luis XV la mesa se hace esplendo- rosa. Para la consagraci6n de este monarca se organize un imponente festin en la ciudad de Reims, en el sal6n principal del Palacio arzobispal al cual asistieron todos los grandes sefiores de la nobleza y de la alta jerarquia eclesiAstica. El ceremonial fue complicadisimo. -Durante el primer cuarto del Siglo XIX aparecen en Fran- cia dos libros que influyen profundamente en la gastronomia. Ellos son KLa Fisiologfa del Gusto, por Brillat-Savarin, y Ia aCarta del Buen Comer*, por Grimod de la Reyni&re. Este filtimo vivia en Paris, en un palacete donde actualmente se en-