-ZPor qu6 emigraron...? -En una rifia con el rival que le pretendia su novia, Ia que hoy es su esposa, recibi6 un balazo en la pierna izquierda. El herido fue condenado a tres afios de presidio pero sus fami- liares acosaban a Rafael y decidi6 abandonar el lugar cuando se repuso de la operaci6n en la que le amputaron la pierna. Se cas6 con Emilia y se vinieron al lugar en que viven ahora. Alli naci6 Maria, hace doce afios. Trigarthon es amigo de ellos, y los ha ayudado a compartir sus miserias, cuando ha podido... -Es un drama enternecedor... ZTe place conversar con ellos? -Mucho. Son discretos. No me han preguntado qui4n soy ni qu6 busco por aqui. S6lo en una ocasi6n me pregunt6 Maria si yo era de ilos extranjeros que andaban en el barco que estA parade frente a Anadel,. --Y qu6 le dijiste? -Que si. Repeti la mentira convenida: que somos unos cientificos que estudiamos al mar. Siento deseos de ayudarlos, pero temo herirlos. Les ofreci llevarlos a conocer el yate, y rehusaron, alegando que es dificil mover y transporter a Rafael. La inacci6n Jo ha hecho engordar exageradamente. -La ropa que le mandaste no ha debido servirle, porque tt eres delgado. -Dije que le mande ropa usada, pero no dije que fuese mia. Era tuya, y la hice sacar de tu camarote en el yate: dos trajes, ropa interior y zapatos. Espero que me perdones. -No tiene importancia. Al paso que vamos, si continuamos aqui andaremos desnudos. No me gusta el rumbo que estAn to- mando nuestras vidas. Advierto indicios de desenfreno. ZCudndo regresamos? Ya llevamos cinco meses aqui. La primavera y el verano se confunden y pronto comenzardn los calories del trd- pico. -Exageras, Louis. Lo que llamas desenfreno es apenas un poco de abandon del protocolo. Si dijeras humanizaci6n, lo aceptaria. La intimidad es inevitable cuando un grupo redu- cido de hombres y mujeres conviven encerrados en una casa. Pero la intimidad no degenera en promiscuidad cuando estA sofrenada por la inteligencia y la buena educaci6n. S6 a lo que te refieres. Son j6venes y lo hacen con discreci6n y ele- gancia. -La pasi6n sexual no sabe de cordura. Se desborda y do- mina a la inteligencia y a la buena educaci6n.