uno con el otro, evitando que sus almas se rompieran; los unia un pacto mudo de no agresi6n, per falta de confianza en sus propias fuerzas. Josefina evadia la presencia de Leroy y dste te- mia encontrarse con ella; se sabian precipites y querian que la autorrestricci6n continuara mundificando las heridas que recfprocamente se habian causado, en su lucha desesperada por no abismarse mas profundamente en el despefiadero que los seducia con sus ardientes simas. Madelaine Chanac y Charles Croiset romantizaban en las playas y los cayos, como adults que alborearan o nifos en ocasos prematuros. Louis Desaix, el medico aburrido de si mismo, saboreaba su holganza, compar- tiendo con Servio Salpucius Galba la idea de que