judios sufrieron tanto, que hasta llegaron a apelar a las inter. venciones quirdrgicas para que las cosas volvieran a su estado natural... iQud hermoso pugilato entire la desnudez y el trapo! iQud expl6ndida lucha entire la belleza de los hijos de Palas Atenea y la falta de gracia de los siervos del pavoroso Yahvd! El correo de la mafana trajo noticias inquietantes. Se es- taban produciendo brotes de anarquia en diversos lugares del pais. La hacienda de un rico comerciante en Puerto Plata ha- bia sido ocupada por una turba de mis de mil campesinos, que destruyeron los establos y mataron o robaron el ganado. Cerca de la capital habian ocurrido hechos semejantes en fincas im- portantes y en la misma ciudad se producian disturbios calleje- ros y el populacho asaltaba tiendas de comestibles y ocupaba violentamente casas de particulares y edificios del gobierno. El abogado Vergara decidi6 informar de estas cosas a los france- ses y fue a Samana a telefonear a sus socios de bufete en Santo Domingo. Le aconsejaron quedarse en Anadel. Parecia que el ej6rcito y Ia policia estaban dominando la situaci6n y se esperaba que todo se tranquilizaria de nuevo. * Finalizaba el mes de febrero. El clima era espl6ndido. El cielo de un azul casi blanco y el aire ligero, como si tuviese mis oxigeno y era reconfortante aspirarlo con fruici6n. La bri- sa vibraba entire las hojas y las ramas y el mar rizado y manan- do torrentes de aromas salitrosos. El ambiente era apacible, como el de una nueva Arcadia. Ya los gastr6nomos llevaban cinco meses en Anadel, y se sentian contents y dichosos. No eran graves los pequefios enigmas que bullian adentro de los corazones. Tropiezos emocionales que no producian dolor; ape- nas ligeras inquietudes, como interesantes pringues en el blan- cor uniform de sus vidas, en aquella sociedad de hombres y mujeres exquisitos, superiores, donde la urbanidad tendia sus mantos y sus 6leos apaciguantes. La t6rrida salacidad continua- ba calcinando el pecho de Rosina, entire los brazos del Hijo de los Dioses, con su cuerpo de gigante y su alma infantil y sus ojos claros entire pestaiias de terciopelo, Josefina y Jorge si- guieron tratindose como amigos resueltos a no enfrentarse el