agua, asi como sandalias y sogas y alfombras. Su estidrcol, lo utilizaban como combustible. Con el pelo se tejian patios bur- dos. Juan el Bautista vestia con esos patios. Era un animal tan 6til, que hasta sirvi6 para la famosa frase, que algunos atribu. yen a Jesls: es mAs facil que un camello pase por el ojo de una aguja... Me veo obligado a decir que esa frase figuraba ya en el Coran y otra semejante en el Talmud, con la diferencia de que el animal no es un camello sino un elefante. -Antes de seguir adelante, quiero expresarles que muchos de los hechos que figuran en el Antiguo Testamento y que has- ta hace poco se consideraban como legendarios, se han confir- mado con las investigaciones de los arque6logos modernos. Detallarles ahora esas comprobaciones, serfa prolijo y no tienen mayor interns en cuanto a la historic de la cocina de esos pueblos. -La salida de Mois6s y los israelitas de Egipto hasta la Tierra de Canaan, fue ocasi6n para que trajeran consigo nume- roso ganado y gran botin torado a los egipcios. Este grandiose viaje de un pueblo errando por desiertos y montafias, dur6 cua- renta afios. Los fortalecia la fe religiosa. Las consecuencias de este hecho en la cocina hebrea fueron extraordinarias. Desde la llegada de Jacob a Egipto hasta el inicio del Exodo, transcurrie- ron doscientos quince afios. Los setenta y cinco israelitas que habian llegado con Jacob, durante ese lapso, se multiplicaron hasta seiscientos mil, sin contar las mujeres y los niflos. La Bi- blia afirma que fueron estos seiscientos mil los que iniciaron el Exodo y que a ellos se agreg6 una aturba inmensa de gen- tes. Despuds de cuarenta atios de viaje, ecu6Lntos llegaron a Ca- naan? Es interesante conocer las nuevas costumbres y alimen- tos que trajeron de Egipto y que indudablemente tuvieron que ejercer gran influencia en la vida de los hebreos. Vale la pena reproducir algunos datos del libro del Exodo, aunque sea en forma escueta y sumaria. -Durante el viaje, Yahvd les suministr6 codornices a mi- Hlones por la mafiana y lluvia de panes en la tarde. Esta lluvia era como una escarcha que cubria las arenas del desierto. Al verla gritaron: ceManhdT, ZQud es esto? Y Moisds les contes- t6: &Es el pan que el Sefior os da para comers. -Eran seiscientos mil y se les habia agregado una turba inmensa de gentes -interrumpi6 el abogado Leroy-. Ponga- mos que sumaran setecientos mil; a dos codornices por cabe-