se trasladaba suave y acompasadamente. Vergara explic6 que no son comestibles, porque su came es babosa y repugnante. -Son terriblemente glotones -asegur6 Vergara-. Pero ellos a su vez sirven de past a otro tipo de peces, que a su turno son devorados por otros de mayor tamafio, con 1o que se establece una dramAtica escala de ferocidad digestive que causa pavor. Es el struggle darwiniano... la terrible lucha por la existencia o competencia vital... -Digalo usted con palabras mis sencillas -interrumpi6 Madelaine-; el pez grande se come at chico... -No siempre... -sentenci6 el Doctor. Al salir al mar, vieron que unos doce o quince pescado- res tiraban hacia tierra una gran red o chinchorro en la pla- ya de Los Haitises. Se acercaron en la lancha, a march muy lenta, para presenciar la operaci6n. La enorme malla se iba estrechando a media que los pescadores tiraban de ella des- de la playa, y ya se percibfa el hervidero de los atrapados. La labor tenia que ser pausada y cuidadosa para evitar que las press saltaran y se escaparan. El professor calcul6 que Ia red podria tener unos setenta metros de largo por cuatro o seis de ancho. Cuando al fin la red fue sacada totalmente, las arenas de la playa quedaron cubiertas con una extraordinaria multi- tud de peces de diversas classes. El espectfaculo era asombro- so. Se escuchaba el aleteo de los pescados en su desesperada agonia. Vergara compr6 a los pescadores tres corvinas de es- pl6ndido tamaflo. Durante el viaje de regreso comentaron los incidents de la excursion. Venlan agotados, exhaustos... Esa noche no hu- bo conferencia en el balc6n. El suefio los vencia y se acostaron temprano... Estaban saturados de mar, de jungla, de flora... El follaje rebullia en sus cerebros, con nerviosismo de plant trepadora, con humedad de musgo y herbolario, de zarzales y de brefias... Era, en sus cabezas, una sinfonia de perfumes y colors, de piensos y forrajes, de escamas, de marismas y moluscos, de viscosidades y jaleas, de concha, de oleajes, de resacas, de entrafias de aves destripadas, de higados calien- tes... jAh! Los estetas del sal6n versallesco, codedndose con el fango de un riachuelo plebeyo, Ilamado Barracote... Ellos...