vegaba majestuosamente sobre las dormidas aguas de la bahia. Al pasar frente a los cayos, el ruido del motor espantaba a los cuervos que dormian en los matorrales, y sus graznidos Ilenaban el aire de novedad. En la proa la figure de Trigar- thon se imponia. Iba enhiesto, y con los brazos indicaba al timonel de popa la ruta que debia seguir. Vergara y Rosina se habian subido sobre el techo de la lancha, para Kdisfrutar de la luminosa obscuridad de la madrugadan, segin decia ella, pero no pudieron permanecer alli much tiempo porque la velocidad del bote hacia que la brisa les molestara y las salpicaduras del agua a veces Ilegaban hasta ellas. Bajaron y propusieron que las luces fueran apagadas, porque ya se iniciaban los primeros albores del amanecer. El doctor De. saix dijo que para gozar mejor aquel grandiose especticulo de la aurora, necesitaba afinar sus sentidos, y en la taza del cafe virti6 un trago double de cofiac, con Io. que su Animo se exalt6 y Ilovian las frases rimbombantes, que Leroy comen. taba con el terrible estilete de su ironia. -iMademoiselle Chanac! --declar6 el doctor-. Te invite para que nos tiremos al mar, desnudos como angeles. Mira alid, y alcanzards a ver a Poseid6n que nos aguarda, rodeado de su corte de NAyades, Ninfas y OceAnidas. Desde aqui las reconozco. Aquella es Calipso y la otra Euridice. Mas allA dis- tingo a Deianiar, Anfitoe, Climene, Erato y Galatea. Alli viene el hijo de Neptuno, el grandiose Trit6n. Nos llama con su caracola de ndcares sonora. Sabe que somos los nuevos Ar- gonautas y los Di6scuros, y viene a escoltarnos en nuestro viaje por las profundidades del mar. -No se tire, Madelaine, que ese agua estA friisima... -dijo con sorna Leroy. -Ese artefacto human me encoleriza con sus vulgarida- des -exclam6 el doctor sefialando a Leroy-. Propongo es- trangularlo y echarselo a los tiburones, aun a riesgo de que se envenenen. Eran ya las siete de la mafiana cuando llegaron a la de- sembocadura del Barracote. Una ligera neblina empafiaba el aire y se percibia un alto grado de humedad. La lancha habia disminuido la march y avanzaba suavemente sobre las tran- quilas aguas. Vergara advirti6 que de moment podian le- vantarse desde la espesura bandadas de palomas y cotorras y que debian tener las escopetas preparadas; organize la posici6n de cada tirador y la direcci6n en que cada uno debia