LOS ABUELOS DE TANHAUSER Habian organizado una partida de caza y pesca y ese dia salieron de madrugada rumbo a la desembocadura del rio Barracote. Fueron todos en una gran lancha de motor. Lleva- ron cajas con hielo para enfriar las botellas de bebidas refres- cantes y para conservar las piezas que pudieran recoger, asi como sandwiches, pasteles y frutas de la mAs variada especie. Los hombres iban trajeados con polo-shirts, pantalones cortos tipo bermuda y sombreros coloniales ingleses. Rosina, Made- laine y Josefina se habian puesto de acuerdo para llevar las tres pantaloncitos cortos y blusas ligeras, escotadas y sin man- gas. Se cubrian con pavas de tejido fino de cana y calzaban chilenas policromadas que les daban aspect de colegialas. De la armeria del yate habian traido escopetas, arpones, anzue- los, atarrayas y demis aperos para Ia pesca y la caza. La desembocadura del rio Barracote queda a unos cua- renta kil6metros de distancia de Anadel. EstA en el fondo de la bahia, hacia el Sur, y su boca mide unos doscientos metros de ancho. Es profunda y el encuentro del rio con el mar se produce suavemente. MAs abajo de la boca esti la gran playa de Los Haitises, de unos seis kil6metros de extension, con blancas arenas y bordeada de cocales. Aqui la pesca es abun- dante, porque los card6menes acuden atraidos por la material alimenticia que arrastra el rio, cuyas mArgenes estAn cubier- tas de espesa vegetacidn. De los arboles cuelgan bejucos retor- cidos, que llenan de sombra el paraje. Las orillas estAn cu- biertas con yerbas acudticas, agregando mayor encanto al re- manso de las tranquilas aguas, que se confunden silenciosa- mente con las del mar. La fronda que circunda el curso del rio es soberbia, grandiose, impresionante... Todavia no habia salido el sol cuando ya los excursionistas sintieron hambre y desayunaron dentro de la lancha, que na-