de extraordinario valor. La colecci6n de sortijas del Cdsar era algo inigualado todavia. De todos los temples del imperio se sacaron las gemas incluyendo la grandiosa colecci6n del Rey Mi- tridates, que Pompeyo habia consagrado a Jdpiter en su tem- plo. En los dedos de Ner6n brillaba el famoso 6palo de Marco Antonio, la Sard6nica de Policarpo, rey de Samos; el igata de Pirro y la c6lebrc esmeralda que habia pertenecido a Alejandro Magno, y que Ner6n usaba como mon6culo. Su amplisimo dor- mitorio estaba lleno de mesas, sobre las que descansaban esta- tuillas de Corinto y las primeras piezas de ceramica china traidas por las caravanas de los mercaderes parts; copas y jarro. nes de crystal finisimo; la estatuilla de topacio de la reina Ar- sinoe; las liras de oro con que se acompafiaba en sus melo. peas. La sala principal era el gran comedor: los artesonados del interior del techo eran de oro y gemas. En uno de los pa- tios ievantaron un lago artificial que tenia cabida para peque- flas naves. Habia estanques para la crianza de peces; jardines botanicos y zool6gicos, con extrafias colecciones de animals; abundaban jaulas enormes, llenas de preciosas aves. Hizo cons- truir cotos y selvas, arroyos y cascadas. Nos asegura Plinio que en un cerro, dentro de esos jardines, levantaron un templete de- dicado al dios de las vifias, construido con una piedra extra- ordinaria recin descubierta en Capadocia: era blanca y permitia el paso de la luz solar, y parecia como si 6sta fuese pro- ducida por la misma piedra. Segdn Plinio, esa piedra no se en- contr6 de nuevo en Capadocia ni en ningdn otro lugar, y asegu- ra que era como mirmol vivo. Cuando todo estuvo terminado, Ner6n se pase6 por su palacio y exclam6: *:Por fin tengo una casa digna de un gran artista. El tren de vida del emperador era algo verdaderamente extraordinario. Jamrs se puso dos veces el mismo vestido. Cuando viajaba, mil carros transpor- taban su equipaje. -eC6mo se explica -pregunt6 Madelaine-, que un hom- bre sensible y hasta cierto punto refinado, cometiera los cri- menes que se le atribuyen? Hasta S6neca, su preceptor y ami- go fue su victim. -La muerte de S6neca fue algo pat6tico -contest6 el pro- fesor-, Un centuri6n le transmiti6 el deseo de Cdsar de que se suicidara. Escuch6 impasible la terrible orden. Continue comiendo. Pidi6 su testamento e hizo algunas modificaciones. El centuri6n le exigi6 que abreviara. Se despidi6 de los pre sentes derramando algunas Igrimas. Su mddico le abri6 las venas de las mufiecas. Viendo que la agonia se prolongaba, pi-