capital de Europa seria usted una figure sobresaliente. iSu per- sonalidad y su cultural le abrirAn todas las puertas! Todos se quedaron mirAndola en silencio, esperando su res- puesta. Ella baj6 la cabeza, con una vaga sonrisa triste en el rostro, y despuds de breves segundos contest: -Ese mar preterido por la Historia, esa loma, esos cam- pesinos rudos y miserables, me enamoran con su sencillez y su ingenuidad, y me hacen feliz. Ellos son los que con su pre- sencia muda hacen possible la hermosa soledad en que vivo. Tal vez usted piense que soy una mujer cobarde, que teme a los hombres y a la brega de la vida en sociedad. Pero no es asi. De quien tengo temor es... Ide mi misma! En un medio estd- ril como dste no pueden leudar mis sentimientos y mis ideas. Fijese usted que digo leudar porque consider que mis senti- mientos y mis ideas son susceptibles de fermentar en una oxi- genaci6n peligrosa para mi misma. SamanA no es cuba apro- piada para que en ella madure el most de mis inquietudes men- tales. En un ambiente propicio, mis ansiedades se desarrolla- rian y, como soy demasiado exigente conmigo misma, se podrian desorbitar hasta extremes fatales. -Y si encontrara usted algo que serenara esas inquietudes, como por ejemplo, el autocontrol, la fuerza de voluntad... ex- pres6 el professor. -O tal vez elements ffsicos... como el matrimonio -objetd Leroy. Madelaine pareci6 conmoverse. Ptsose de pie y acercandose a la orilla del mar comenz6 a echar arena en el agua con la pun- ta de sus zapatos. Al poco rato dijo: -Ahora soy yo la que arroja guijarros al mar... Abogado Leroy, creo que el matrimonio seria una prisi6n intolerable para mi. Peor que ese mar olvidado, y aquella loma 6rida, y que estos campesinos rudos e ignorantes que me rodean segfn ha concebido usted la circel en que vivo. Me siento demasiado duefia de mi misma y no podria soportar la mis pequefia men- gua en el disfrute de ese derecho de propiedad absolute que ejerzo sobre mi. -Cuando disponemos de un tesoro debemos compartirlo con nuestros semejantes. No hacerlo asi seria avaricia, egofs- mo. En el caso suyo serfa egolatria... -dijo timidamente el professor. -Dejadme seguir lanzando piedras en el mar... -murmu- r6 Madelaine, con voz quejumbrosa casi, pero reaccionando con presteza, agreg6-: Profesor Croiset, le propongo a usted y a