Esa es la verdad: carencia de vida, que equivale a falta de
emoci6n. Desde que se invent6 la fotografia en colors, los pin-
tores paisajistas no tienen raz6n de ser.
 -Olvida usted el arte como manifestaci6n de una habilidad
creadora -intervino el profesor-. Fijese bien que digo habi-
lidad, o sea capacidad, destreza, facultad, que a su vez signi-
fica ausencia de torpeza. Para ser un artifice es necesario no
ser torpe. Llega used facilrente a la conclusion de que el ar-
tista, aunque pinte <naturalezas muertas, esta ejerciendo su
inteligencia en un sentido creador. Ese sujeto al que llamamos
Rartista es un ser excepcional, diferente al comfn de los hom-
bres: es un ente que dispone de una cualidad, habilidad, don,
aptitud, talent, que Io distingue de los otros hombres. Yo ad-
miro el arte por el arte en si, abstracci6n hecha de sus resul-
tados. Un artist es un ser dotado especificamente para hacer
cosas que no puede hacer la generalidad de los hombres, siquie-
ra por ese solo hecho, el artist me causa admiraci6n y su obra
me produce emoci6n.
 -Esa es una manera muy simple de analizar el caso... -ar-
guy6 Leroy.
 -En esa simpleza estA precisamente el quid pro quo del
asunto -asegur6 Madelaine-. Usted confunde emoci6n con
placer. La primera turba el Animo, y esa turbaci6n puede ser
agradable o repulsiva, mientras que el placer siempre es delei-
toso. Confiesa usted que no le emociona contemplar una Knatu-
raleza muerta, pero no podrA usted negarme que le produce
cierto grado de placer, aunque sea minimo y pasajero. Y ello
se debe precisamente a que para pintar esa Naturaleza muer-
ta, el autor tuvo que estar dotado de la inteligencia creadora
a que se acaba de referir el professor Croiset, a la calidad ex-
cepcional de que esta dotado el que pint6 la obra.
 -Ha completado usted mis ideas maravillosamente bien,
Madelaine -dijo el profesor-, y la felicito por la fuerza de su
razonamiento. Mire usted al buen amigo Leroy. Vencido, ahora
se enfurece contra el agua del mar, itirindole guijarros!
 El aludido se torn6 violentamente y acercandose a Madelai-
ne, casi increpAndola, le dijo:
 -iMademoiselle Chanac! uQud hace usted enterrada en este
campo? Este no es su ambiente. El frances que usted habla
es excelente y su inteligencia asombrosa. zPor qu6 se empefia
en residir aqui, como una prisionera, encerrada entire un pe-
dazo de mar preterido por la civilizaci6n y una loma pelada y
agreste, entire campesinos rudos y miserables? En cualquier