* * Al otro dia fue Pascua de Navidad y los hu6spedes de Ana- del permanecieron en la casa, afiorando sus lejanos hogares. Despu6s del desayuno se dividieron en grupos. Los esposos Ver- gara, Rosina y De Mers salieron a caminar tierra adentro, por la loma. El professor, Madelaine, Leroy y el doctor se encami- naron por el trillo a la orilla del mar, con rumbo hacia el Este. Querian mostrar a Madelaine la gruta que habfan descubierto cerca de lo que habia sido el villorrio de Clara, del cual s61o quedaban dos o tres chozas, arriba, en el cerro, cerca del pe- quefio arroyo donde una vez sorprendieron bafiAndose desnu- das a las dos nifias que huyeron al verlos. El professor habia dicho a Madelaine que sobre la roca que formaba la gruta, Le- roy habia sugerido que se levantara un grupo escult6rico en mArmol pentalico que los representara a ellos tres, el professor, el doctor y Leroy, desnudos como semidioses olimpicos, y a sus pies echadas cuarenta ondinas, ndyadas y ninfas. Al llegar se acomodaron en el suelo, sobre piedras y yerba- jos. A partir de la roca el terreno comenzaba a elevarse, hasta culminar en un cerro. A seis u ocho metros de la roca estaba el mar, el fondo de la pequefia ensenada de ClarA. La mafiana era fresca y el sol no molestaba. Platicaron cordialmente hasta cerca del mediodia. Como era su costumbre, Madelaine Ilevaba pantalones largos de gruesa tela azul y chaqueta blanca. Cal- zaba botas que le llegaban a media pierna, por debajo del pan- tal6n y en la cabeza un pequefio sombrero de fibras de cana, con las alas recogidas hacia arriba. Podria confundirsela con un hombre, a no ser por su larga cabellera, que le cala por la espalda recogida en un espeso y largo mech6n. A lo lejos, de- trAs de los cayos, se vefan pasar botes de remos y el viento trafa las voces y canciones de sus ocupantes. -Son trasnochadores -dijo Madelaine-, que regresan a sus hogares despuds de la fiesta de Nochebuena que celebraban anoche. Por estas regions, en todo el pais, la Navidad se conmemora con grandes comilonas, a base de puerco asado, y que la mayorfa de las veces concluye con una borrachera ge- neral. La costumbre es tirar petardos y cohetes para levantar los inimos. Yo creo que la fecha del nacimiento de Cristo de- bia conmemorarse con festividades apropiadas, y no con baca- nales y orgias de tipo pagano.