v6lver. Dispone de otras armas mas poderosas y... mas nobles. -eDebo felicitarla, o sentirme apenado? -dijo, metidndose lentamente en el agua y acercandose a ella. -Se nos fue el professor -expres6 Josefina, turbada y para cambiar el tema de la conversaci6n. -Si. Por ahi anda el detective, desorientado, con escripu- los de conciencia. Dice que no debi6 dejarlo ir con un desco- nocido. Parece que la Chanac se qued6 en su finca esperan- dole y mand6 a buscarlo con un pe6n. No tendremos citedra esta noche, porque llegarA cansado y maltrecho. Imaginese us- ted: dos horas a caballo, subiendo y bajando lomas, 61, que s6lo esta habituado a bestias de galope muelle, en las c6modas alamedas del Bois de Bologne o de sus villas en la costa Azul y en la Rivibre... --Cu6ntos palacios tiene? -Creo que ni 61 mismo lo sabe. Los tiene en diversos luga- res de Europa, pero su preferido es el de la Villa de Antibes. Alli vivid un tiempo el que luego vino a ser su marido, y alli se estrech6 la amistad que lo une al professor. -Jorge nunca ha querido contarme los detalles del acciden- te que dio origen a su amistad con el senior Croiset, y no me explico el porqu6 de su extrema discreci6n con respect a ese caso. -Me atrevo a pensar que lo hace por modestia. Se port6 como un h6roe. Por pura coincidencia, 61 pasaba en su coche por las cercanias de la villa, cuando el