jugo concentrado de setas. El plato principal fue una gran fuente de plata sobre un reverbero portAtil, en la que soher- vian suavemente pechugas de perdices rellenas de patio de foie- gras; la abundante salsa era a base de vino tinto y consumado de aves silvestres, en la que sobrenadaban semillas rojas de granada. Como entremets tuvieron berenjenas a la griega, relle- nas con una. masa hecha con la propia came de la berenjena y trocitos diminutos de came de cordero, delicadamente sazona- das con ajo, aceite de oliva y oregano; y luego un soufid de escarola de spectacular presentaci6n, porque fue servido en- vuelto en llamas de cognac. Como postre pudieron saborear petits gateaux con crema helada de avellanas. Al pasar al balc6n, las damas cubrieron sus hombros con abrigos ligeros, porque hacia un poco de frio que invitaba a arrebujarse en algo tibio. -Sabemos que ahora trabaja usted en el capitulo de los Cdsares -expres6 Leroy dirigidndose al profesor- y quisiera pedirle que me diera su opinion acerca de Ldculo y nos dijera si es o no merecida su fama de gastr6nomo. -Los historiadores de la dpoca -contest6 el profesor- afir- man que era rico, opulento y muy inclinado a los placeres de la mesa. Del conjunto de datos hist6ricos que podemos reunir se deduce que, en realidad, fue un gastr6nomo apreciable. Al volver de su campafia military contra Mitridates, trajo en sus bolsillos una fortune incalculable; el palacio que se construy6 en Miseno le cost mas de mil mi!lones de liras. Su finca en Tdsculo media mis de 20 mil hectdreas Tenia otro palacio cd- Icbre por su galeria de estatuas y su valiosa biblioteca de ma- nuscritos que habia saqueado en Oriente. En su finca de Thscu- lo levant huertas donde se cultivaban plants ex6ticas. Su cocma era en si misma un palacio apart, un verdadero labo- ratorio en el que actuaban cocineros recogidos a todo lo ancho del inmenso imperio del Ponto, donde el rey Mitridates y sus antepasados habian acumulado tesoros fabulosos, que tambidn vinieron a parar a las manos de Lilculo. Sus comidas se han hecho famosas a trav6s de la Historia: pasteles de ostras, ubres de lechona, anades, pavos reales de Samos, perdices de Frigia, esturiones de Rodas. En ellas participaba la flor y nata de la sociedad romana: Mario Licinio Craso, el rico y refinado aris- t6crata; Tito Pompeyo Atico, de gran cultural heldnica; Cicer6n, Hortensio, Cat6n, Pompeyo, al que luego llamarfan El Grande, y su famosa querida Flora; Clodia, la mujer de Quinto Cecilio Metelo, a quien llamaban la Primera Dama de Roma, de espi-