Trigarthon, mientras sus manos, nerviosamente, retiraban Ia toalla que el pudor del muchacho alli habia puesto. -ePor que siempre me llamas mon amour? -pregunt6 Bl, con emocionada voz. Besandole los labios, ella le contest: -iQuiere decir amor mfo! Asi te llamard toda la vida. Quiero que t6 me flames ma cherie, que quiere decir mi querida. Repitelo; quiero ofrlo de tus labios. -Ma cherie... -dijo con dulzura mientras la cubria de be- sos y caricias... Despuis, mientras ella dormitaba, Trigarthon sali6 y ech6 el cayuco al agua. Se adentr6 en el mar y fue a sacar la nasa, ensartando los pescados atrapados en un trozo de bejuco. Al mediodia, al liegar a Anadel, en aquella mafiana soleada de un domingo de diciembre, encontraron al grupo bafiindose en la grata ensenada. Rosina exhibit, con orgullo, la sarta de pes- cados y todos alabaron su destreza y buena suerte. -4Pero... en realidad, los pescaron ustedes? -pregunt6 con sorna el abogado Vergara. --Claro que sf! -respondi6 Rosina con aplomo. Ya soy una expert tirando la atarraya. dNo es cierto, Trigarthon? -Sf, sefiorita... Despu6s, cuando estuvo solo en su pabell6n del patio, Tri- garthon pens6 que habia dicho una mentira. Y no sinti6 remor- dimiento.. La cena fue muy agradable. Los animos se alegraron con la presencia de los Vergara y con los incomparables vinos de la bo- dega del professor, que el aire fresco, casi frio, incitaba a tomar con entusiasmo. Ademis, la comida fue excelente. Los cocine- ros se habian extremado en su arte. Pudieron saborear unas de. liciosas crepes moscovites y medallones de anchoas como hours d'oeuvre. Como entradas fueron servidas alcachofas a la griega: el delicado retoflo, cocido en vino blanco, jugo de lim6n y aceite de oliva, estaba sazonado con semillas de hinojo, juni- pero, malagueta y hojas de tomillo y laurel. Despuds le toc6 el turn a un maravilloso consom6 de faisAn tan magistralmente hecho, que podfan distinguirse el nemoroso e inconfundible aro- ma de la montaraz gallinAcea y las delicadas emanaciones del vino de Jerez. Luego saborearon unos delicados filetes de len- guado sautd en mantequilla con toques de vino de Saboya y