les explic6 que su cultivo aqui s61o era possible durante los me- ses de diciembre y enero y que era muy dificil su conservaci6n, aun bajo refrigeraci6n, por lo que habia que consumirlos tan pronto eran desenterrados. La sefiora de Vergara les prometi6 que cada dia su cocinera prepararia alg6n plato criollo. Una vez acomodados en el balc6n, el professor inici6 la con- versaci6n informando de la pregunta que el dia anterior le habia hecho el doctor, de que en su libro, despues de hablar de los griegos, se ocupara de los romanos, saltando la antigiie- dad egipcia, hebrea, asiria, persa, indd, Arabe, etc. -Esto se debe -explic6 el profesor- a la organizaci6n que he adoptado en mi trabajo. Tomando como base a nuestra Europa central, comienzo con la historic de los paises medite- rrAneos, o sea, Grecia e Italia, habiendo hecho primero un re- cuento de lo poco que sabemos de la Prehistoria. Despu6s tuve que continuar con los Tiempos Heroicos, por la estrecha co- nexi6n que tiene con los pueblos que a la postre vinieron a former lo que hoy es Grecia e Italia. He adoptado, pues, un sistema que podria calificarse de hist6rico-geogrAfico. Despu6s del capitulo acerca de la Roma Cesarea, abordo el tema de la Europa Septentrional contemporanea con la Grecia y la Roma anteriores a nuestra Era, que es la relative a los godos, los francos, en una palabra, a los pueblos que fueron llamados los barbaros del Norte. Despu6s corresponderA el turno a los del Este de Europa, que son precisamente aquellos a los que se ha referido el doctor y que vienen a ser los del MediterrAneo Oriental: turcos, persas, asirios, israelitas, egipcios, etcetera. -Diganos usted algo en relaci6n con la actividad gastrond- mica de la Roma Cesarea --expres6 Leroy. --Cuando se inicia la Era de los C6sares -contest6 el pro- fesor-, ya la ciudad de Roma habia alcanzado su plena adul- tez en material gastron6mica y comenzaba la declinaci6n que inevitablemente sobreviene cuando se llega a la culminaci6n. En aquellos dias ya Roma era una ciudad de mis de un mill6n de almas, por cuyas venas corria sangre de todas las nacionali- dades. Abundaban los barrios de griegos, siriacos, israelitas y otras razas. Los hebreos prevalecian por su natural tendencia a former comunidades. Ya el romano no era el antiguo hombre estoico, guerrero ante todo, de figure seca y angulosa que nos revela la estatuaria de otros tiempos. Predominaba el tipo grueso, con tendencia a la obesidad. Comenzaron las mujeres a preocuparse de su cuerpo. Se inici6 el use del sostdn. Popea introduce los cosmdticos: se bafiaba en leche de burra; cuan-