se quedan pequefiitas si las comparamos con los plates que nos describe Petronio. -Tambidn nos dejan atris esos romanos en cuanto a deli- cadezas y refinamientos -agreg6 el doctor Desaix. -Fueron extraordinarios en su carrera desenfrenada en busca de exquisiteces. A tal punto lleg6 la locura que, como suele suceder, de lo sublime cayeron en lo ridicule y luego en algo peor: en la vulgaridad --expres6 De Mers. -Si yo no sintiera tanta admiraci6n por Roma -intervino el profesor-, diria que los primeros Barbaros fueron ellos. Con el robo de las Sabinas inician su carrera y no vinieron a parar sino cerca de ochocientos afios despuds, cuando los otros Barbaros, los del Norte, se les atravesaron en el camino. Su historic es por excelencia gastros6fica, porque se inicia con un trago de leche de loba que R6mulo ingiere bajo el frescor de los montes Apeninos. Alli, el mirmol, virgen todavia, de la cantera ingente, cobij6 aquel banquet, primer eslab6n de una cadena que culminaria en los palacios de Trimalci6n, de Cali- gula y Ner6n. --C6mo describiria usted esa carrera? -pregunt6 el doc- tor. -Las primeras armas de este pueblo, que con el tiempo habria de ser duefio de Europa, fueron la azada y el arado. Eran frugales en extreme. Plinio nos cuenta que en sus pri- meros tiempos el pueblo romano apenas se alimentaba con un cocido que llamaban Puls, y que consistia en unas papillas, que hoy llamariamos purd, hechas con harina de trigo negro, que los ricos sublimaban con la cAndida adici6n de huevos e hidromiel. Su temperancia Ileg6 a contentarse con el rudo vino de la Sabina. Ya sabdis que se atribuye a Eneas, uno de los pocos sobrevivientes a la destrucci6n de Troya, la fundaci6n del pueblo latino. Cuando lleg6 al Lacio, cas6 con Lavinia, hija del rey Latino. Su hijo Ascanio fund Alba Longa, capital del reino. Doscientos afios despuds, dos de sus descendientes, Nu- mitor y Amulio, estaban todavia en el trono del Lacio. El se- gundo ech6 a Numitor del trono y rein6 solo. Su hija Rea Sil- via, sali6 encinta del dios Marte y pari6 dos gemelos, que el rey hizo tirar al rio. Pero se salvaron y una loba los amamant6. Y asi tenemos a R6mulo y Remo, fundando a Roma. Ya gran- des, al conocer su historic, volvieron a Alba Longa y mataron a su abuelo y repusieron a Numitor. Luego R6mulo mat6 a Remo. Todo esto sucedi6 setecientos cincuenta y tres afios an- tes de Jests. Pero ya hacia dos mil afios que otras tribus