sinuosidad me huye. Nada es tortuoso en mi existencia y tanta normalidad me aplasta... -Se ha separado usted demasiado de la Naturaleza. El peso de su enorme fortune no lo deja respirar. Todo lo que lo ro- dea es artificial. Se ahoga entire camafeos y joyas, porcelanas y sedas, mirmol y escayola. Sus enemigos son Fidias y Praxite- les, Scopas y Miguel Angel, Sajonia, Sevres, Murano, Limoges. Su inclinaci6n hacia los studios de la gastronomfa, es una reacci6n de su alma, empujAndolo hacia la yerba y el caracol, la came animal y el tub6rculo nemoroso, el agua y el fuego. Usted ha venido aqui huyendo a ese mundo ficticio, convencio- nal, en que ha estado viviendo. Huyendo de usted mismo, de la momia de su alma, hastiado de civilizaci6n, con el espiritu agobiado de barroquismo sensual. Usted se ha dejado traer aqui, porque el instinto, el subconsciente se lo ha pedido, deses- peradamente ansioso de rfos y de nubes, de truenos y de cho- zas, de tierra fangosa, de limo, de Arboles rotos y pefias desga- jadas por fuerzas teliricas. eQuiere que le diga una cosa, pro- fesor Charles Croiset? Oigame y no piense que soy ruda. Usted ha vivido menospreciando el antecedente y aferrado a lo ac- tual. Sabe usted, por ventura, lo que es un huevo? Ley6 que lo pone una gallina y que sirve para usted comerselo pasado por agua o hecho tortilla a las finas yerbas. Pero el antece- dente de ese huevo es una tragedia horrorosa. Hay que ver al gallo correr furibundo tras la hembra y fulminarla con la miaja de semen que le inyecta. Y apenas ban pasados algunas horas comienza aquella baba informed a transformarse dentro de !a gallina en un objeto tan grande, tan grande, 6igalo usted, que ocupa la sexta parte del cuerpo de la madre. Y aquel objeto deviene un complicado engendro de liquidos y s61idos cuya superficie se endurece y que al salir del vientre rompe la came materna haci6ndola sangrar. Ese estado de agitaci6n que invade a la gallina cuando acaba de poner, esa carrera loca que emprende y el terrible cacareo con que anuncia la postu- ra, Zes de jAbilo, o es de dolor, acaso? 4Ha visto usted al pes- cador cuando vuelca la red dentro del bote? iE1 espasmo que sacude el cuerpo del pescado es algo inenarrable! 1Le falta hi- dr6geno y se ahoga! iLe sobra oxigeno y se asfixia! Se le vi- drian los ojos por la acci6n del aire, se le revientan las bran- quias, sedientas y convulsas. 1Ah! Pero el gourmet lo ignora todo. S61Q sabe que es un filete de Sole a La Meuniere, arropado en mantequilla hirviente y salpicado de perejil. Usted sabe c6mo se prepare y c6mo se degusta una pomposa fuente de