a pesar de todo ese manerismo, en sus ojos brilla la gula y el entusiasmo. -iMagnifico, professor Croiset! -exclam6 el doctor-. Com- parto su criteria: en la mesa debemos comportarnos con na- turalidad, evitando las groserias y los gestos de mal gusto. Pero Ie suplico que continue con los griegos. Me interesaria que nos dijera algo sobre los vinos esos que usted ha mencionado: Si- racusa, Falerno, Esmirna... -Indudablemente que se trataba de vinos cnuevos, casi podria decirse de jugos de uva apenas fermentados. Pero asi sabian emborracharse. Recordemos a Baco, o Dionisio, el hijo favorite de Zeus. Lo consideraban como el Dios del Vino y lo concebian correteando siempre por los bosques, seguido de una extraordinaria procesi6n. Paul de Saint-Victor, en RLas Dos CarAtulas, describe maravillosamente una de esas orgias dio- nisiacas o bacanales. Si el senior De Mers quisiera leernos esa pigina... -f