-A media que las rigidas costumbres se iban liberalizan- do, la cocina gan6 nuevos elements, y ya en tiempos de Peri- cles se hacia gran consume de quesos, pasas, perejil, sdsamo, comino, alcaparra, hinojo, salvia, menta, cilantro, tomillo del Monte Himeto y sobre todo de cebolla y ajo que trajeron de Egipto. Hacian generalmente cuatro comidas al dia: el almuer- zo, que lamaban acrotisma; la comida, ariston; la merienda, hesperismo y la cena, dorpe. En esa tpoca, que llamamos el siglo de Pericles, se generaliz6 el uso del aceite de oliva. Era muy apreciado el ganso. Consumian much ensalada de verdu- ras crudas y de vinos de Siracusa, Falerno y Esmirna. Tambi6n lo importaban de la Tebaida. La cena era la mas copiosa de sus comidas. En Arist6fanes encontramos que para esa fecha consumian carneros, cerdos, morcillas, salchichas, tripas, po- llos, patos, palomas, liebres, becadas, anguilas, macarelas, sar- dinas, atdn, cangrejos, camarones, ostras, tortugas, frijoles, len- tejas, garbanzos, remolachas, cocombros, berros, higos, puerro, granadas, naranjas, peras, manzanas. Arist6teles cita, en su gEticaD, mrs de veinte tipos de salsas hechas con cares, pes- cados o yerbas. --Hasta al mismo Arist6teles le interesaban los meneste- res culinarios? -pregunt6 Leroy. --Existe, acaso, un solo hombre que no se haya preocu- pado en su vida por comer cosas buenas? Con el trabajo el ser human solamente busca un objetivo: isu bienestarl tY no son por ventura, el amor y la comida, las dos funciones fisio- 16gicas que mayor bienestar proporcionan al hombre? -No s6lo de pan vive el hombre... -murmur6, por lo bajo, Josefina. -Esa es una frase hecha para justificar nuestra eterna avi- dez de comida; una disculpa por el saboreo de la lengua y de los labios, esgrimida por los hip6critas y los cobardes. El ani- mal come en silencio, pero el hombre se alboroza cuando in- giere un manjar que Ie gusta. Anda por ahi una tal Emily Post que con sus Kpuritanismos quiere convertir el comedor en una c6mara funeraria. Yo me he puesto a acechar a sus disci- pulos: en las mesas de los restaurants o en la cena formal de una embajada se comportan como verdaderos mani6ticos, ob- cecados por la regla de