y Petronio elevaron el culto de la mesa a las mis altas cum- bres, un signo de refinamiento era concluir el festin con un bafio en las lujosas piscinas que tenia cada palacio, y en las que la temperature del agua se controlaba con tuberias subte- rraneas por las cuales circulaba agua hirviente. -El agua siempre es buena, menos para ser bebida -dijo el doctor-. La nataci6n es el ejercicio mAs complete y que mas aprovecha al organismo, cuando se lleva a cabo con la debida moderaci6n. Atribuyo a la nataci6n la robustez de Tri- garthon y... a lo mejor tambi6n, la pulcritud de su espi- ritu. -En la escuela de nataci6n que frecuentaba en Suiza, se hacian demostraciones muy interesantes -intervino Rosina-. Vi un documental filmico que habia sido tornado en esa escue- la a un grupo de alumnos, adolescents de ambos sexos. Eran seis muchachos y seis nifias entire los once y los quince afios de edad. Al comenzar el tratamiento eran raquiticos y poco atractivos. Durante dos afios estuvieron recibiendo classes de nataci6n. La pelicula muestra la transformaci6n que iban su- friendo durante ese lapso. Al terminar el curso, eran fuertes y hermosos. Habian alcanzado un desarrollo corporal extraordi- nario. Hasta en su mentalidad influy6 ben6ficamente el trata- miento. Las nifias habian logrado un notable desarrollo de la region pelviana. Sus senos eran erguidos y perfectos, asi como los contornos de los muslos, la cintura y el torso. Los mucha- chos se convirtieron en magnificos ejemplares, vigorosos y gua- pos, saludables y atrayentes. Constitufan un espldndido con- junto de floreciente pubertad. Parecia que el cincel de Fidias los habia esculpido. -Me gustaria ver esa pelfcula -dijo Leroy, con graciosa picardia. Salieron, euf6ricos. del bafio. Se cubrieron con sus toallo- nes, y al iniciar el regreso a la casa de Anadel, el abogado Leroy les llam6 la atenci6n, dici6ndoles: -Vengan todos a ver algo verdaderamente interesante. De- trAs de esos pajonales esta Trigarthon, durmiendo como un bendito. Se acercaron, sin hacer ruido, y en efecto, alli estaba Tri- garthon, echado boca arriba sobre la yerba, durmiendo pro- fundamente. Se quedaron observandolo en silencio, hasta que el doctor Desaix exclam6, con voz velada y profunda: -iEs un Angel... o una bestial Cuando ya habian recorrido un buen trecho en su camino