DEL MEGALITO AL PARTENON Los gastr6nomos habian Ilegado a Anadel a mediados de septiembre. Transcurrido un mes, ya no les molestaba el clima himedo que prevalecla en aquellas regions durante el otoilo. Los dfas eran generalmente nublados y tibios. En las noches el tiempo se despejaba y soplaban brisas frescas. Eran fre- cuentes los aguaceros torrenciales y a veces se producian vien- tos fuertes que agitaban el mar. Habian decidido no hacer case al bar6metro: las predicciones de Trigarthon eran infalibles y era dl quien aconsejaba cuando podfan realizar excursions de pesca a diversas regions de ]a bahia, sin exponerse a que inesperadamente les sorprendiera un aguacero. Err6 en una ocasi6n, cuando salieron de caceria hacia cayo Pascual, el 6lti- mo, hacia el Este, de la cadena de islotes dentro de la bahia, pues se desat6 un chaparr6n con fuertes vientos, que no amai- n6 sino despuds de casi una hora. A pesar de que Ilevaban capas impermeables, la Iluvia los cal6 y al desembarcar en cayo Pascual hicieron fogatas para secarse y entire risas y estornu- dos comentaron los incidents del caso. Con todo, pudieron cobrar algunas palomas silvestres. Al regreso, al pasar frente a la ensenada de Carenero, el abogado Vergara sefial6 hacia el fondo de la playa e infor- m6 que una choza que apenas podia verse, al pie de la falda de la loma, era la casa de Trigarthon. Entre la casa y el mar se advertfa una gran playa de arena azul, contra la cual las olas se estrellaban, levantando crestas de espuma blanca. En esas noches otoilales se habian reunido, como de costum- bre, en el amplio balc6n del segundo piso, y alli las tertulias fueron cobrando interns a media que el Profesor avanzaba en la redacci6n de su obra. For varias noches desarroll6 teorfas y t6picos hist6ricos de carActer general. Expres6 que no corn- partia el criterio de que el genero human desapareceria por