--juantas horas trabajabas al dia y qud cantidad de ali- mentos cocinabas cada dia? -pregunt6 el professor. -Yo iba al conuco dos o tres veces a la semana, desde las cinco a las once de la mariana. En la tardecita recogia las nasas e iba a Samani, los dias que no me tocaba ir al conuco. Yo comia todos los dias como... tres pescados grandes (y con las manes indic6 una distancia de unas doce o catorce pulga- das), y una batata o un pedazo grande de yuca y... dos botellas de leche cada dfa. Algunas veces cocinaba arroz y me gustaba much hacer un cocinado de cangrejos. Tambien comfa mu- chas guayabas, que se dan silvestres, y para cocinar usaba aceite de coco, que yo mismo sacaba, hirviendo el coco seco, que llaman copra, y exprimidndolo despuds. A todo lo que cocino le pongo jugo de naranja agria, porque le da buen gusto y el aroma se siente desde lejos, cuando el cocinado hierve sobre el fog6n. Y cocmaba lambi, que es un caracol muy grande, pero su care es muy dura y hay que hervirla muchas horas; y burgaos, que es un caracol pequefio, que se pega en los pefiascos, y es muy sabroso. Y habia un gran criadero de ostiones, cerca de Punta Las Flechas, y cuando iba me coma ochenta o cien, pero la gente de SAnchez lo descubri6 y en un afio se acab6 el criadero... En el conuco tengo una trampa para coger t6rtolas y perdices. Antes caian muchas, pero ya casi se han acabado, porque los cazadores que vienen del Ci- bao las ahuyentan. Yo las asaba sobre brasas, a la orilla del mar, de noche, y quedaban muy sabrosas. Tambien me gus- taban much las camiguanas, que es un pescadito muy chiqui- to, como de una pulgada, que no tiene escamas ni tripa, y que frito se pone tostado y muy sabroso. Viene en cardimenes, de tardecita, y se pesca con la mano o con un cAntaro agujereado. Vienen por millones... Es muy sabroso... ustedes lo probarsn. Voy a acechar que pase un cardimen per aqui, per Anadel, y los voy a llamar para que ustedes mismos los pesquen. Da mu- chas ganas de reir, porque uno se mete desnudo en el cardI- men, y las camiguamas hacen cosquillas entire los muslos... Ustedes verAn qud gracioso es... Estaban emocionados. Le escuchaban atentamente, sin per- der una sola de sus palabras. Trigarthon hablaba sin mirarlos, como dirigidndose al vacfo. Sus palabras eran suaves y lentas. El ingl6s en sus labios sonaba arcaico pero precise y atrac- tivo. A veces vacilaba, porque no encontraba la palabra, y entonces la decia en espafiol. Vergara la traducia, en voz baja,