mil novecientas sesenta y nueve libras en sus sesenta y cinco afios de existencia. -Esos nuneros representan trece bueyes, dieciocho cerdos, novecientos polios, veintisiete quintales de pescados y maris- cos, ciento setenta y ocho de farinAceos y otros cereals, veinti- siete de frutas, cincuenta y nueve de azAcares, veintisiete de gra- sas, cincuenta y nueve de vegetables, cincuenta y nueve de produo- tos lActeos y huevos, veintisiete de condimentos y products mis- celAneos y ciento dieciocho quintales de liquidos. Con esas can- tidades se podrian abastecer por lo menos diez supermercados. -iAsombroso! iApasionante! -expres6 el doctor Desaix, aca- riciando su pronunciado vientre con las manos. --e non a vero & bene trovato! -se atrevi6 a decir el abo- gado Leroy. -Pues sepa usted que esos cAlculos se basan en estadfs- ticas cientificas -arguy6 el doctor Desaix-. Es mas, creo que se quedan atrAs, a lo menos con respeto a usted, senior Leroy, porque no me podrA usted negar que ingiere mis de tres libras y cuarto de alimentos diariamente. Con la fagedenia que le afecta no tardarA much tiempo en alcanzarme... -y al de- cirlo se acariciaba de nuevo su vientre con las manos, provo- cando la hilaridad general. -Los economists actuales afirman que el noventa por ciento de la poblaci6n del mundo sufre hambre -intervino timidamente la sefiora de Vergara-. En mi viaje por la India pude observer que la mayoria de los hombres tenian sumido el vientre. -Si, es la falta de comida, pero tambidn influye en algo la raza y las prActicas religiosas. Pero no creo- que, de manera sistemAtica, el vientre hundido sea una serial de hambre. Ahi tiene used, por ejemplo, al hijo de Anfitrite: parece que toda su vida ha comido bien, a juzgar por su rmusculatura tan de- sarrollada, y, sin embargo, tiene el vientre sumido, como dice usted. -4Y quidn es el hijo de Anfitrite? -pregunt6, ingenua- mente, la seflora de Vergara. -Me refiero a Trigarthon, nuestro guia maritime, el hijo mimado de la casa, como le llamara el detective. Lo de hijo de Anfitrite se lo aplic6 el professor. Vamos a comprobarlo obje- tivamente. Debe estar ahf, abajo, escuchando nuestra plAtica. ZQuieren ustedes que le lame? -y sin esperar respuesta al- guna, se asom6 al balc6n y 1lam6 a Trigarthon. Este respondi6 con un-: JAqui estoy, senior!