una al nuestro. Asf, al comer buscamos tambi6n belleza y fres- cura. Es razonable, pues, la inclinaci6n del hombre a ingerir cosas hermosas y frescas. Y cuando esos atributos faltan en el element alimenticio que tenemos a nuestra disposici6n, in- ventamos hermosura y belleza para adornar un trozo de came, una fruta, una raiz. Y es precisamente esa facultad de inventar la que nos-ha llevado a la creaci6n del arte culinario. -Pero... dejemos esas sutiles especulaciones para otra oca- si6n. Mientras tanto, hablemos de algo mis objetivo. Prepard- monos para enfrentarnos al tema de la voracidad humana. Es algo pavoroso. La historic de la cocina es desgarradora, porque es la historic de la gran contienda que liberal el hombre para satisfacer la mis imperiosa, la mis impostergable de sus necesidades fisicas. Desde los comienzos del mundo, el hom- bre no ha vacilado en robar y hasta en matar para procurarse la comida. No en vano la primer articulaci6n vocal del hom- bre al nacer es un grito de hambre. Y ahora, despu6s de dos o tres mil afios de civilizaci6n, de perfeccionamiento, en pleno final del siglo xx, el hombre continda robando y matando para poder satisfacer la necesidad indeclinable de comer. Pero lo mis espantoso de esta tragedia es la cantidad de alimentos que es capaz de consumer el ser human. Los hombres dedi- cados al studio de dietetica han hecho calculos que casi se acercan a la perfecci6n, segtn los cuales el hombre consume cantidades inimaginables de alimentos. Yo he confirmado esos datos. -Tomemos como ejemplo un hombre de 65 aflos de edad, de salud normal, que dispone de una renta moderada y que vive en un medio desarrollado econ6micamente. Veamos lo que ese hombre ha comido durante esos sesenta y cinco alios. Los cAlculos se han hecho a base de promedios equitativos, teniendo en cuenta los ocho o diez primeros afios de la vida, durante los cuales el consume de alimentos es moderado y teniendo en cuenta asimismo el promedio de dias de inapeten- cia y de enfermedades. Esos 65 afios representan 23.725 dias, durante los cuales nuestro hombre ha comido un promedio diario de un cuarto de libra de came de res; un octavo de cerdo; un octavo de aves; otro tanto de pescados y mariscos; tres cuartos de libra de farinAceos y cereales; un cuarto de vegetables y frutas; un cuarto de azdcares; un octavo de grasas; un cuarto de products lActeos y huevos; un octavo de condi- mentos y miscel6neos y media libra de liquids, lo que arroja un total de tres y cuarto libras diarias o sea sesenta y nueve