professor habia logrado un mero de doce libras y estaba entu- siasmado. Orden6 que fuese servido en el almuerzo, La sobre- mesa se prolong hasta las tres de la tarde. Se comentaron las peripecias del viaje. Uno de los botes habfa sido seguido por un gran tibur6n durante un buen trecho; pudieron espantarlo a fuerza de disparos de revolver. El abogado Vergara, desple- gando el mayor tacto, se dirigid al professor para explicarle que Trigarthon le habia comunicado, Ileno de temor y ver- giienza, casi como si fuera una confesi6n, que durante las no- ches habia estado en la galeria de abajo escuchando la conver- saci6n que los sefiores sostenian en el balc6n de arriba, y que queria saber si habia hecho mal... -Pero entiende el francs? -pregunt6 Leroy. -Capta el sentido de algunas frases por la semejanza de las palabras con el espafiol -respondi6 Vergara. -No veo nada malo en ello -le interrumpi6 el profesor-. Ese muchacho es simpatico y atractivo. Su rostro demuestra la pureza de su alma. Advierto en 61 un sincere deseo de ser- nos 6til y de aprender. Digale que tiene mi permiso para hacer lo que quiera. -Luego de una pausa, agreg--: Mafiana Rosi- na, el sefior De Mers y yo reanudamos la redacci6n de mi libro. No podremos, pues, acompafiarlos en sus excursions por la bahia. Pero tendremos dos dias libres a la semana para salir con ustedes. Antes de levantarnos quiero darles una bue- na noticia: nuestros amigos los esposos Vergara han aceptado, por fin, pasarse una semana con nosotros. Al quedarse solos en el comedor,.el abogado Leroy, toman- do por el brazo al doctor Desaix, le dijo, casi al oido: --Quiere qu6 le diga un secret? No pasaran muchos dias sin que comparta nuestras reuniones el negro de los ojos azules... Parece que tiene... --Que tiene qud? --Bah! No sd. Despuds del almuerzo, el segundo mayordomo llam6 a Tri- garthon y le comunic6 que al dia siguiente era su adia libre,; que podria salir desde temprano en la mafiana y regresar en la noche o bien temprano al dia siguiente. Cuando se acost6 no pudo conciliar el suefio. Pens6 que aprovecharia la oportu- nidad para ir a su choza, olvidada alli, en el fondo de la playa de la roda de Carenero. eCuAndo volveria definitivamente a ella? Sentia una profunda nostalgia por estar de nuevo en su