oleaje, por lo que sus aguas eran tranquilas y transparentes. Desde arriba se podfa ver el fondo, cubierto de arena blanca y caracoles. Parecia el acuario de un museo, porque sus quie- tas aguas eran cruzadas por peces de todos los tamafios y colors. Trigarthon afirmaba que en el fondo desembocaba un manantial de agua dulce y muy fria. -Es extraordinaria la fuerza de Trigarthon -dijo Rosina-. ;Qu6 poderosos son sus brazos! El cayuco parecia que volaba. Apenas tocaba la superficie del agua. -No sabia que hablara usted espafiol, Rosina. -Mi madre es espafiola y mi padre era italiano. Me eduqud en Suiza y luego vivf en Londres. Ademts, tengo disposici6n natural para aprender idiomas con facilidad. -Debe usted serle muy itil a nuestro amigo el professor Croiset, porque como es tan vasta la investigaci6n que viene haciendo para su libro sobre gastrosofia, el conocimiento de various idiomas le es indispensable. -Pero no olvide usted que 61 habla mas idiomas que yo, porque tambidn conoce el aleman y puede leer y traducir el griego y el latin. Es un hombre verdaderamente extraordina- rio. Ya llevo dos afos trabajando con 61, y cada dia me asom- bra mAs su erudici6n. Apenas habian logrado coger dos pececillos y ya se sentian desanimados cuando aparecid Trigarthon, que se habia ido con su anzuelo al otro lado del cayo. Traia cuatro press, bastante apreciables. Rosina manifest6 deseos de tirarse a la poza y, sin consultarlo con Vergara, se despoj6 de la bata y se lanz6 al agua. Dio un tremendo zambull6n y cuando emergi6 a la superficie Ilam6 al abogado, instAndolo a lanzarse. Al fin 6ste lo hizo, pesadamente y con poca gracia. Se mantuvieron flotando, mientras charlaban. El agua estaba fria pero agra- dable. Al poco, Rosina le grit6 a Trigarthon que se tirara tambi6n y que se baflara con ellos. El respondi6 que no habia traido traje de bafio. El abogado le indic6 que se quitara la camiseta y los zapatos y se bafiara con el pantal6n corto con que habia venido. Trigarthon no se hizo de rogar y se lanz6. La corpulenta masa de su cuerpo, al caer de cabeza, vertical- mente, levant6 el agua a su alrededor. Casi toc6 el fondo de la poza. Cuando intent subir, se dio cuenta de que Rosina se habia zambullido y trataba de inutilizarlo agarrandole los dos brazos por la espalda. Comprendi6 que era una expert nada- dora y se dej6 dominar. Cuando ella ascendia llevando a Tri- garthon como prisionero, dste, con una rApida maniobra, .se le