ciana llamada Mama Bequi, descendiente de los esclavos liber- tos de Filadelfia que vinieron a Samana por los afios de 1824 al 1830. Despuds de cenar, Jorge y su esposa Josefina dieron un paseo por el pueblo, que en otro tiempo habia florecido en el comer- cio como puerto de embarque, pero que desde hacia d6cadas languidecia y estaba ya moribund. Los hombres, al Ilegar a los quince afos se iban a laborar a los ingenios azucareros del Este y las muchachas emigraban a los Estados Unidos a traba- jar como doncellas o cocineras. Los esposos se encaminaron al puerto y se sentaron en la punta del viejo y destartalado mue- lie, a contemplar el mar. A una pregunta de su esposa el abo- gado le dijo: -Si. mafiana te llevard a Anadel y alli permaneceremos al- gunos dfas como hudspedes del professor Croiset. Te interesari much ese hombre. Es extraordinario, asi como los amigos franceses que le acompafian. Como tW hablas bien el francs, disfrutarhs de su companfia. Tambidn conocerAs un tipo inte- resante: Trigarthon, el pescador. Yo simpatizo much con este muchacho. Es tambidn descendiente director de los esclavos li- bertos que emigraron a este pafs desde los Estados Unidos du- rante el primer cuarto del siglo pasado. Lo busqu6 para que tra- bajara en Anadel, como gufa, porque conoce toda esta region y se sabe de memorial los mis minimos detalles de la Bahia de Samana. A veces me parece que es un lozano hijo del mar que hubiese aprendido a vivir en tierra. Es bondadoso y noble y se asegura que ninguna muchacha de la vecindad ha logrado ven- cer su virginidad. Ademas, verbs, es el inico negro que tiene los ojos azules. -ZY por qud le Ilaman professor al senior Croiset? -Ha escrito varies libros, algunos de ellos premiados por academias europeas. El que esti preparando ahora despertara much interns. Varias Universidades le han concedido titulos honorarios, no s61o por su vastisima cultural sino porque utiliza su extraordinaria fortune en proteger las artes y las letras. Ya te he contado c6mo nos hicimos amigos. Fui yo quien le sugiri6 venir a Anadel a pasarse una temporada de descanso, mas bien una cura de alma, porque, a decir verdad, el hombre esta satu- rado de civilizaci6n y refinamiento. Desde hace algon tiempo es- toy a su servicio como abogado y fui el intermediario entire uno de sus bancos en Suiza y el Banco Central Dominicano para la contrataci6n de un emprdstito en condiciones extraordinaria- mente ventajosas para nosotros.