en las noches le apretaba el coraz6n un sentimiento de profun. da melancolia. Pero siempre terminaba por anhelar que vol- viese el dia, con sus afanes y su sol y su luz y el bullicio de sus compaiieros de trabajo. Al atardecer, cuando casi todos se iban, bajaba corriendo hacia la playa y se arrojaba al mar, con renovada alegria, sintidndose volver a su vida anterior, satu- r6ndose el espiritu con las plAcidas reminiscencias y los gra- tos y queridos recuerdos de su pasado. En el trabajo ya todos le querian. Complacia a cada uno con sus atenciones y su natural cordialidad. Las mujeres que venian diariamente a hacer la comida y otras faenas, le llama- ban con cualquier pretexto, para conversar con 61. Experimen- taba un profundo deleite al saborear aquellas comidas, tan distintas a los primitivos cocinados que l6 mismo se hacia cuando vivia solitario en su bohfo, con el resabioso mar y al incomprensible cielo como uAnicos amigos. Cuando en la noche volvia la calma, su mente se poblaba de alarmantes pensamien- tos. Repasaba sus recuerdos y se hacia preguntas inquietantes. OQu6 iba a ser de l6 cuando terminasen los trabajos y todos fueran despedidos? Por los rumors que circulaban entire los obreros sabia que el grupo de extranjeros que vendria a ocupar la casa trafa numerosos sirvientes y empleados. Tendrfa que volver a su choza, levantar de nuevo las siembras en su conuco y reanudar la rutina de su antigua manera de vivir. Tales pen- samientos conturbaban su Animo y lenaban su espfritu de ansiedad. Ahora el abogado venia muy a menudo. Una tarde lo busc6, para preguntarle acerca del trabajo. Le pareci6 que le hablaba con carifio, con tono diferente a como lo hacia con los otros empleados. Desde entonces, cada vez que Ilegaba, se hacia acompaiiar por Trigarthon, tenidndole siempre a su lado du- rante el tiempo que pasaba en el trabajo y haciendole enco- miendas y recomendaciones relacionadas con la obra. Un dia lleg6 el segundo cargamento de cajas. Este era mu- cho mAs grande que los anteriores. Tambidn Ilegaron mrs arte- sanos, especialmente plomeros y electricistas. Las cajas se trans- portaban desde Samand en lanchones chatos, arrastrados por botes de motor. Se comenz6 la construcci6n de una torre y la instalacidn de un tanque, asi como de un gran motor a la orilla del arroyo de Clard, detrds del cerro, donde levantaron una amplia caseta sobre base de concrete para fijar el motor des- tinado a producer corriente eldetrica y bombear agua hasta la casa y sus dependencias. Los trabajos avanzaban con ex-